Cómo lucha el cerebro de una persona con esquizofrenia

Investigadores desarrollan un potencial biomarcador para esquizofrenia basado en patrones neuronales que miden la respuesta a la incertidumbre

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El Alzheimer no solo representa un desafío científico, sino también social y económico, con millones de personas afectadas en todo el mundo. Crédito: Andrii Vodolazhskyi | Shutterstock

Un equipo de investigadores de las universidades de Tufts y Vanderbilt ha descubierto un posible avance en el diagnóstico de la esquizofrenia, basado en cómo los pacientes procesan la incertidumbre y responden a información conflictiva.

Este estudio reciente, publicado en Cell Reports Medicine, sugiere que los patrones de actividad neuronal entre dos regiones clave del cerebro –la corteza y el tálamo– podrían ser la clave para identificar a aquellos con esta enfermedad psiquiátrica y monitorear la efectividad de los tratamientos.

En el núcleo de la investigación se encuentra la forma en que el cerebro humano responde a señales ambiguas y toma decisiones en situaciones inciertas. Los investigadores diseñaron una serie de tareas de toma de decisiones en las que los participantes, tanto personas neurotípicas como pacientes con esquizofrenia, debían interpretar secuencias de señales que a veces resultaban conflictivas.

Se observó que, mientras los participantes sin esquizofrenia podían navegar eficazmente incluso en las situaciones de mayor conflicto, los pacientes con esquizofrenia experimentaban una notable dificultad para adaptarse a señales ambiguas, cometiendo muchos más errores en situaciones que, de otra manera, serían manejables para personas sin la afección.

La esquizofrenia, un trastorno caracterizado por la dificultad para procesar la realidad, se asocia con síntomas como la toma de decisiones impulsiva y la incapacidad de ajustar el pensamiento a nueva información.

Según el doctor Michael Halassa, profesor asociado de neurociencia y psiquiatría en la Facultad de Medicina de la Universidad de Tufts y líder del estudio, estos problemas podrían explicarse por una disfunción en la comunicación entre la corteza y el tálamo.

Esta disfunción compromete la flexibilidad cognitiva, lo cual significa que los pacientes con esquizofrenia tienen una mayor propensión a quedar atrapados en un patrón de pensamiento rígido, incapaces de responder a cambios en la situación o a información que contradice sus percepciones previas.

Centro de comunicaciones del cerebro

El tálamo, conocido como el “centro de comunicaciones” del cerebro, juega un papel fundamental en la manera en que la corteza procesa y da sentido a la información compleja. En personas sin esquizofrenia, el cerebro es capaz de sopesar información conflictiva y seleccionar la respuesta más adecuada a partir de experiencias pasadas.

Sin embargo, en los pacientes con esquizofrenia, este mecanismo de “votación” neuronal se ve afectado, lo cual los predispone a tomar decisiones rígidas y poco adaptativas. Por ejemplo, si una persona con esquizofrenia experimenta una mala experiencia en un restaurante donde anteriormente había tenido buenas experiencias, podría optar por no regresar, sin considerar las experiencias pasadas favorables.

Para estudiar este fenómeno, los investigadores recurrieron a modelos animales y luego adaptaron los métodos a humanos. Basándose en estudios previos que mostraron el rol del prosencéfalo y el tálamo en la toma de decisiones, el equipo diseñó pruebas que miden la actividad cerebral mientras los participantes procesaban señales ambiguas y conflictivas.

A través de estas pruebas, lograron identificar patrones neuronales característicos en los pacientes con esquizofrenia que reflejan una menor flexibilidad para adaptarse a la incertidumbre.

Anna Huang, profesora adjunta de investigación en psiquiatría y coautora principal del estudio, señaló que estos hallazgos podrían permitir, en el futuro, predecir la habilidad de una persona para manejar información ambigua y compleja.

Los déficits observados en la actividad del tálamo y la corteza frontal se correlacionaron estrechamente con la sensibilidad de los pacientes a señales contradictorias, lo que abre la puerta a usar estos patrones como biomarcadores para el diagnóstico y la evaluación de la esquizofrenia.

El equipo planea validar estos hallazgos en estudios posteriores con una gama más amplia de participantes y realizar escáneres cerebrales mientras los sujetos enfrentan tareas diseñadas para desafiar la flexibilidad cognitiva.

Entre las pruebas, los investigadores usarán tareas jerárquicas que reflejen situaciones de la vida diaria, como el ejemplo del restaurante, donde se requiere evaluar la información contradictoria y ajustar el comportamiento en función de la experiencia acumulada.

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