Trump tratará de eliminar horario de verano en EE.UU.
Donald Trump aboga por eliminar el horario de verano en EE. UU., calificándolo de costoso e incómodo, avivando un debate sobre su relevancia actual
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¿Horario de verano o de invierno? (Imagen de Archivo). Crédito: Joe Raedle | Getty Images
El presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, ha generado un intenso debate nacional al pronunciarse en contra del horario de verano, calificándolo como una práctica “incómoda y costosa”.
A través de su cuenta en X, Trump señaló su descontento con esta tradición bianual, afirmando: “El Partido Republicano hará todo lo posible para eliminar el horario de verano, que tiene un electorado pequeño pero fuerte, ¡pero no debería!”.
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Su postura ha despertado tanto apoyo como críticas, destacando el carácter divisivo de un tema que, a primera vista, parece menor pero impacta significativamente la vida cotidiana de millones de estadounidenses.
El horario de verano, introducido originalmente durante la Segunda Guerra Mundial, buscaba maximizar el uso de la luz natural y fomentar el ahorro energético en los meses más cálidos. Sin embargo, las críticas hacia esta práctica no son nuevas.
En las últimas décadas, diversos estudios y movimientos ciudadanos han señalado su impacto negativo en la salud, la productividad y la comodidad general. Problemas como la interrupción del sueño, el aumento de accidentes y una reducción en la eficiencia laboral durante los días posteriores al cambio de hora han servido de argumento para los detractores.
Ley de Protección del Sol
Este debate no solo ha sido cultural, sino también político. El Congreso de los Estados Unidos ha discutido varias veces la posibilidad de eliminar el horario de verano, aunque los esfuerzos hasta ahora han fracasado en su totalidad.
Un ejemplo reciente es la llamada Ley de Protección del Sol, un proyecto bipartidista presentado por el senador Marco Rubio de Florida, que propone hacer permanente el horario de verano en todo el país. Aunque aprobado por el Senado en 2022, este proyecto de ley se ha estancado en la Cámara de Representantes y no ha logrado avanzar hacia su implementación.
La elección de Rubio para liderar el Departamento de Estado en la administración de Trump podría ser una señal de que esta cuestión volverá a ganar relevancia. Rubio ha sido uno de los defensores más fervientes de acabar con el cambio de hora, respaldado por otros líderes republicanos como Rick Scott, también de Florida.
“Cambiar el reloj dos veces al año es obsoleto e innecesario”, declaró Scott en 2022, cuando el Senado aprobó inicialmente la Ley de Protección del Sol. Sus palabras resuenan entre aquellos que consideran que esta práctica ha perdido cualquier utilidad real en la sociedad moderna.
Mientras tanto, algunos estados ya han optado por desmarcarse de esta práctica. Arizona y Hawái mantienen el horario estándar durante todo el año, sin experimentar los cambios de hora que afectan al resto del país. Esto ha generado interés en otras regiones, donde legisladores locales están evaluando el impacto de seguir estos pasos.
Por otro lado, los defensores del horario de verano argumentan que proporciona beneficios como un mayor tiempo de luz diurna durante la tarde, lo que impulsa actividades recreativas y reduce el consumo de energía eléctrica en los hogares.
A pesar de estos puntos a favor, el consenso sobre su efectividad ha disminuido, especialmente a medida que las fuentes de energía y los patrones de consumo han evolucionado en el siglo XXI.
La postura de Trump añade un nuevo matiz a la discusión, ya que coloca el tema en el centro de la política nacional. Como figura polarizadora, sus opiniones tienden a movilizar tanto a sus partidarios como a sus detractores. En este caso, el tema podría servir como un símbolo más amplio de resistencia a tradiciones percibidas como anticuadas o innecesarias.
A medida que se acerca la transición de poder, el futuro del horario de verano en Estados Unidos se convierte en un tema a seguir. La pregunta ahora no solo radica en si esta práctica sobrevivirá a los cambios legislativos, sino también en cómo será recibida por un público cada vez más dividido sobre su relevancia.
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