¡No es el corazón roto por despecho! Tu corazón se afecta en cada etapa de tu vida, cómo cuidarlo
La enfermedad cardiovascular “no aparece bruscamente, sino que va desarrollándose de forma lenta, insidiosa, asintomática"

Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en el mundo. Crédito: H_Ko | Shutterstock
Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en el mundo, con más de 20,5 millones de fallecimientos cada año, lo que supone un tercio del total. Por eso la importancia de atender, incluso desde temprana edad la condición cardiovascular.
“No creo que promover la salud cardiovascular y prevenir las enfermedades cardiovasculares sea una tarea que uno tiene que plantearse en la edad adulta, todo lo contrario”, asegura a EFE Andrés Íñiguez, presidente de la Fundación Española del Corazón (FEC).
Tanto así que la cardipatía isquémica, que es de las enfermedades cardiovasculares más frecuentes y que se produce por la acumulación de grasa en las arterias, “se va gestando desde la más tierna infancia” y se manifiesta a partir de los 50 años, en el hombre, y de los 60, en la mujer, agrega.
Explica el presidente de la FEC que la enfermedad cardiovascular “no aparece bruscamente, sino que va desarrollándose de forma lenta, insidiosa, asintomática, hasta que en la edad adulta da la cara, por eso es tan importante promover la salud y prevenir esos factores de riesgo desde la infancia”.
Cómo prevenirla en la infancia
En esta etapa temprana de la vida hay que empezar fomentando el ejercicio, porque es el que aporta multitud de beneficios: desde el control de la tensión arterial, el del colesterol y la diabetes, hasta el fortalecimiento de los huesos, de los músculos y de la respuesta inmunitaria.
La recomendación es que los niños hagan actividades que impliquen una mezcla de ejercicios aeróbicos y anaeróbicos, también de fuerza. En los diferentes sitios: casa, colegio, club, centro deportivo, parque, lo importante es hacerlo. Y, sobre todo, dejarlos lo más alejado posible de las pantallas y evitar el sedentarismo.
Además de evitar el sobrepeso y la obesidad en los infantes.
En la adolescencia
El especialista sostiene que en la adolescencia tampoco hay tantas diferencias en cómo hay que cuidar el corazón con respecto a la edad adulta. Advierte que hay que tener en cuenta que el 80% de los eventos cardiovasculares prematuros podrían evitarse con la adopción de hábitos de vida saludables, que además de la alimentación y el ejercicio, hay que destacar la importancia de evitar tóxicos como el alcohol y el tabaco.
Igual que en la infancia, se recomienda la actividad física, porque mientras se llegue a la adultez en mejor forma menos serán los riesgos.
En este aspecto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda alrededor de 60 minutos de actividad física diaria en la adolescencia. Pero, lamentablemente, según la misma OMS, el 31 % de los adultos y el 80 % de los adolescentes no cumplen con los niveles recomendados de actividad física.
Edad adulta
En contraste, el cardiólogo recuerda que la OMS recomienda entre 150 y 300 minutos de ejercicio semanal en la edad adulta. Y, aunque en las otras etapas no haya realizado ejercicio, “si uno camina todos los días a buen paso, va a coger una buena forma física y obtener un beneficio muy bueno a corto plazo”, dice Íñiguez.
Sin embargo, la intensidad dependerá del estado de forma de la persona. Conviene también el ejercicio que aporte flexibilidad.
Mujer y menopausia
Esta etapa la mujer empieza a padecer cambios endocrinos metabólicos que aumentan determinados factores de riesgo cardiovascular. Pero, de nuevo, el ejercicio y la alimentación saludable son los mejores aliados.
“El ejercicio es una buena forma de predecir lo que se ha llamado la sarcopenia, que hace que los músculos tengan menos volumen, menos fuerza. Eso se evita con el ejercicio y ese es el mayor beneficio también que puedan tener las personas a partir de los 50 años”, subraya.
En la adultez mayor
A partir de los 55 y 60 años en los hombres y de los 60-65 años en mujeres, hay un punto de inflexión en el que la edad es por sí misma un factor de riesgo cardiovacular y que aparezcan patologías como la cardiopatía isquémica o la fibrilción auricular, entre otras.
Específicamente, la FEC da cuatro pautas básicas sobre cómo podemos cuidar el corazón a en esta etapa, además de todas las anteriores:
No fumar y evitar en lo posible el consumo de alcohol.
Controlar la presión arterial.
Realizar al menos una vez al año un análisis general, incluidos los parámetros de función renal, lípidos (colesterol y triglicéridos), glucemia, entre otros.
Estilo de vida cardiosaludable: ejercicio físico aeróbico moderado de 3 a 5 veces a la semana -por ejemplo, caminar al menos 150 minutos semanales- y dieta mediterránea baja en sal con consumo de pescado, fruta, verdura y aceite de oliva.
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