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Controlar el auto con los ojos: la idea de Volkswagen

Volkswagen ha registrado una patente que propone manejar funciones básicas del vehículo, como la radio o el climatizador, con la mirada

El interior del Volkswagen T-Roc 2026

El interior del Volkswagen T-Roc 2026. Crédito: Volkswagen. Crédito: Cortesía

La industria automotriz atraviesa una fase en la que la digitalización parece no tener freno. Cada año aparecen propuestas que buscan eliminar botones, palancas y controles físicos, sustituyéndolos por pantallas táctiles, menús y sistemas basados en gestos o comandos de voz.

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Ahora, Volkswagen ha dado un paso más al registrar en Alemania una patente para controlar diversas funciones del coche únicamente con la mirada del conductor.

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La idea, aunque innovadora, no ha tardado en levantar polémica. Tras años de críticas por haber eliminado los botones físicos en favor de superficies hápticas y táctiles poco intuitivas, la marca alemana parecía haber rectificado con la promesa de recuperarlos en sus nuevos modelos. Sin embargo, esta patente hace pensar que la búsqueda de alternativas continúa abierta en Wolfsburgo.

¿Cómo funcionaría el sistema?

De acuerdo con los documentos de la patente, el conductor tendría que mirar directamente el elemento del vehículo que desee controlar —por ejemplo, el climatizador, la radio o el techo panorámico— para activar su selección. Una vez fijada la vista, un mando universal permitiría realizar los ajustes necesarios.

En términos prácticos, esto significa que en lugar de pulsar un botón físico o girar una rueda, el conductor tendría que apartar momentáneamente la mirada de la carretera hacia el dispositivo en cuestión.

El procedimiento se asemeja a lo que ocurre con unas gafas de realidad aumentada, donde la interacción se confirma mirando un punto concreto y validando después la acción.

Los argumentos de Volkswagen

La justificación que aparece en la patente es clara: “Por norma general, el incremento de funciones y opciones de ajuste conduce a una estructura de menús más compleja (softkey) o a la multiplicación de los elementos de control (hardkey). Durante su manejo, el usuario cada vez se distrae más respecto a la situación de la circulación que lo rodea”.

Es decir, la marca reconoce que la complejidad actual de menús y pantallas puede ser un problema. Con este sistema, Volkswagen cree que se evitaría la necesidad de navegar por menús interminables o de saturar el tablero con decenas de botones.

La teoría suena convincente, pero el riesgo es evidente: mirar al climatizador o a la radio implica desviar la vista del tráfico. Y a diferencia de un botón físico, que puede localizarse por tacto, este sistema obligaría a dirigir los ojos hacia el punto de control, algo que inevitablemente resta atención a la conducción.

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Volkswagen Tayron. Crédito: Volkswagen.
Crédito: Cortesía

Riesgos para la seguridad

Una de las principales críticas a la propuesta es que podría aumentar la distracción del conductor en lugar de reducirla. Al fin y al cabo, la conducción segura se basa en mantener la atención constante en lo que ocurre alrededor del vehículo.

Apartar la vista para interactuar con un control, incluso por un par de segundos, puede tener consecuencias graves en situaciones de tráfico intenso.

Además, surge otra pregunta: ¿Cómo se comportaría este sistema en condiciones de baja visibilidad, como de noche o con reflejos solares? ¿Y qué pasaría si el conductor lleva gafas, lentes de sol o incluso si parpadea en el momento de seleccionar una función? Todos estos factores complican la implementación de una tecnología que, en teoría, debería simplificar la experiencia a bordo.

Botones físicos: la petición de los usuarios

Durante los últimos años, Volkswagen ha sido blanco de críticas por haber sustituido botones tradicionales por superficies táctiles poco prácticas, sobre todo en sus volantes y sistemas de infoentretenimiento.

La reacción de los conductores fue clara: los botones físicos son más intuitivos, fáciles de usar sin apartar la vista y más confiables en condiciones reales de manejo.

En este contexto, la aparición de esta patente parece contradecir el rumbo reciente de la compañía, que había prometido recuperar controles tradicionales. Muchos se preguntan si realmente se trata de un proyecto serio o si, por el contrario, es solo un ejercicio de investigación que nunca verá la luz en los vehículos de producción.

Innovación vs. practicidad

No cabe duda de que Volkswagen busca innovar en la experiencia de conducción. La compañía, al igual que otros fabricantes, explora constantemente cómo mejorar la interacción entre el usuario y el vehículo. Sin embargo, la innovación no siempre se traduce en una solución práctica.

El mercado ya ha demostrado en numerosas ocasiones que los clientes valoran más la sencillez y la ergonomía que los sistemas futuristas difíciles de usar.

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ChatGPT en Volkswagen. Crédito: Volkswagen.
Crédito: Cortesía

Marcas como Ineos han apostado por mantener decenas de botones físicos en sus salpicaderos y han recibido elogios por esa decisión, en contraste con la tendencia general hacia pantallas y controles digitales.

¿Llegará a producción?

Por ahora, no hay indicios de que Volkswagen planee implementar este sistema en un modelo de producción. El registro de la patente asegura la propiedad intelectual, pero no implica necesariamente que la idea se convierta en realidad.

De hecho, todo apunta a que esta tecnología podría quedar en un cajón, como ha ocurrido con muchas otras patentes registradas por fabricantes que nunca pasaron de la fase conceptual.

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