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Misil FZ123: la protección aérea definitiva de Ucrania contra los drones rusos

El misil FZ123 es capaz de derribar cualquier tipo de dron gracias a las bolas de acero que es capaz de desplegar en el aire

Se espera que los misiles FZ123 sean capaces de destruir los drones Shahed utilizados por Rusia

Se espera que los misiles FZ123 sean capaces de destruir los drones Shahed utilizados por Rusia Crédito: Shutterstock

Ucrania ha dado un giro importante en su defensa aérea con la adopción de un arma que parece salida de una película de ciencia ficción: un misil que despliega “nubes” de bolas de acero para frenar la amenaza de los drones rusos. Este nuevo sistema, desarrollado en Europa, combina innovación, eficiencia y economía, elementos esenciales para un país que lleva años enfrentándose a ataques constantes de aeronaves no tripuladas.

Misil antidrón con bolas de acero: así funciona la innovación

El protagonista de esta historia es el misil de 70 milímetros con cabeza explosiva FZ123, diseñado por la compañía Thales Belgium. Lo que hace especial a este proyectil es su capacidad para generar, en pleno vuelo, una nube formada por miles de diminutas bolas de acero que se dispersan en todas direcciones tras la detonación. Esta nube tiene aproximadamente un radio de 25 metros, lo suficiente para interceptar tanto un solo dron como varios que vuelen en formación cerrada. La idea recuerda al cartucho de una escopeta, pero llevado al extremo militar, logrando así un poder de destrucción notable sobre objetivos aéreos pequeños y de curso errático como los drones Shahed utilizados por Rusia.

El sistema destaca porque no se limita a los lanzadores terrestres: es completamente compatible con los lanzadores estándar de la OTAN y puede utilizarse tanto desde helicópteros como en sistemas montados sobre vehículos blindados. En el caso de Ucrania, los principales usos del misil se dan en vehículos equipados con sistemas Vampire y en helicópteros MI-8 adaptados específicamente para este fin.

Ventajas económicas y logísticas frente a los misiles tradicionales

Uno de los puntos fuertes de esta arma es su equilibrio entre coste y eficacia. En lugar de gastar misiles antiaéreos convencionales, cuyo precio puede ser prohibitivo para un uso constante frente a los drones de bajo coste que lanza Rusia, este sistema ofrece una alternativa mucho más asequible. De hecho, incluso las versiones más avanzadas de la FZ123, con guiado láser, apenas cuestan una quinta parte de un misil tradicional.

El ahorro económico no compromete la capacidad de defensa. El misil FZ123 ya se ha convertido en una de las armas más solicitadas de Ucrania, hasta el punto de que la demanda supera la capacidad de producción actual de Thales Belgium. La fábrica, ubicada en Herstal, produce cerca de 3.500 cohetes al año y tiene planes de aumentar el volumen a 10,000 unidades anuales para 2026. Parte de la estrategia de expansión incluye el ensamblaje y reparación de una porción significativa de las municiones directamente en Ucrania, lo que agilizará las entregas y fortalecerá la autonomía logística del país.

Cabe mencionar que el interés por esta tecnología no es exclusivo de Ucrania; otros países europeos han mostrado su intención de invertir en estos misiles tras experimentar incidentes con drones en sus propios territorios.

Un cambio en el futuro de las guerras modernas

La llegada de los misiles FZ123 representa, para Ucrania, mucho más que un avance técnico: significa la posibilidad de recuperar la iniciativa en la defensa aérea, imponiendo obstáculos serios al uso masivo de drones baratos por parte del ejército ruso. La clave está en que este sistema, además de ser barato y efectivo, puede adaptarse velozmente en el campo de batalla y desplegarse desde varias plataformas sin depender del costoso arsenal occidental tradicional.

El éxito de estas “nubes” de acero reside en su simplicidad y letalidad al mismo tiempo: frente a enjambres de drones, el misil dispersa una verdadera barrera física capaz de bloquear las incursiones aéreas con un coste mínimo en comparación con las soluciones convencionales. Y aunque suene paradójico, es precisamente esa mezcla de tecnología punta y sentido práctico lo que podría marcar la diferencia para Ucrania y para cualquier país enfrentado a amenazas asimétricas en el futuro inmediato.

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