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Reinas de belleza que terminaron vinculadas al mundo del narcotráfico

Las coronas que alguna vez representaron sueños y aspiraciones, en muchos casos terminaron tiñéndose de sangre

Reinas de belleza

Para muchas de estas mujeres, la belleza fue la puerta a una vida de lujo… o una sentencia de muerte. Crédito: Eduardo Verdugo | AP

La imagen glamorosa de las reinas de belleza ha estado asociada durante décadas con el brillo de la fama, la estética impecable y los certámenes que exaltan la cultura popular en América Latina. Sin embargo, para muchas mujeres coronadas por su belleza, la historia tomó un giro oscuro al quedar vinculadas —voluntaria o involuntariamente— con figuras del crimen organizado, especialmente del narcotráfico.

El caso más reciente es el de Vanessa Gurrola, influencer y modelo sinaloense detenida por su presunta participación en el asesinato de Christian Espinoza Silver, alias “El Chato”, presunto operador del Cártel de los Arellano Félix. Gurrola fue arrestada en San Diego tras regresar de un retiro espiritual en Bali, Indonesia. La modelo y exreina del Carnaval de Mazatlán 2011 será presentada ante una corte de California el próximo lunes.

Este episodio se suma a una lista que parece no tener fin. En países como México, Colombia y Honduras, las historias de mujeres bellas seducidas —o absorbidas— por la vida criminal han sido frecuentes.

Reinas coronadas y capturadas

Uno de los casos más emblemáticos es el de Emma Coronel Aispuro, reina de un certamen local en Durango en 2006, quien se casó con El Chapo Guzmán al cumplir los 18 años. En 2021, Coronel fue arrestada en EE.UU. acusada de colaborar en las operaciones del Cártel de Sinaloa. Hoy forma parte del programa de protección de testigos.

Otra figura conocida es Laura Zúñiga Huizar, Miss Sinaloa 2008 y Reina Hispanoamericana. Fue detenida ese mismo año en Jalisco junto a un grupo armado vinculado al Cártel de Juárez, portando armas de alto poder y miles de dólares. A pesar de las pruebas circunstanciales, fue liberada en 2009 por falta de evidencia sólida.

Más allá de los vínculos criminales probados, muchas reinas han estado relacionadas sentimentalmente con capos del narcotráfico. En Colombia, Martha Lucía Echeverry, Miss Colombia 1974, mantuvo una relación con Miguel Rodríguez Orejuela, uno de los líderes del Cártel de Cali. Su romance duró hasta que él fue extraditado a Estados Unidos en 2005.

Su hermano, Gilberto Rodríguez Orejuela, también del Cártel de Cali, tuvo una relación de ocho años con Aura Rocío Restrepo, finalista de certámenes nacionales. Ella relató su historia en el libro “Ya no quiero callar”, donde narra su vida al lado del capo hasta su captura en 1995.

Juliana Sossa Toro, ex Miss Turismo Antioquia, fue arrestada en 2011 en México junto a su pareja sentimental, “JJ”, vinculado al asesinato del futbolista paraguayo Salvador Cabañas. Las autoridades la ubicaron gracias a una publicación en Facebook donde reveló su ubicación.

También colombiana, Angie Sanclemente Valencia, conocida como la “narcomodelo”, fue condenada en 2010 por intentar traficar más de 50 kilos de cocaína desde Argentina a Europa. Había sido Reina del Café en Colombia y modelo en México, donde conoció a narcotraficantes con los que entabló relaciones personales y delictivas.

En México, las historias se repiten con frecuencia. En 1990, Francisco Rafael Arellano Félix, del Cártel de Tijuana, secuestró a la reina del Carnaval de Mazatlán, Rocío del Carmen Lizárraga. La obligó a casarse con él en Jalisco. Meses después, la joven publicó una carta en la que afirmaba aceptar su destino, aunque todo apuntaba a un matrimonio forzado.

Reinas que terminaron muertas

La violencia y el narco también han dejado su huella en certámenes de belleza en Centroamérica. En 2014, la hondureña María José Alvarado Muñoz, Miss Honduras Mundo, fue asesinada junto a su hermana. El crimen fue atribuido al novio de su hermana, vinculado a estructuras criminales locales.

En México, la historia de Irma Lizette Ibarra Naveja, Miss Jalisco 1970, también evidencia el riesgo de estos vínculos. En 1997, Ibarra fue asesinada en Guadalajara tras compartir información sobre el Cártel de Juárez con un general del Ejército que, presuntamente, también colaboraba con esa organización. Antes de su muerte, había dejado cartas responsabilizando a narcotraficantes de cualquier atentado.

También resalta el caso de María Susana Flores Gámez, coronada Mujer Sinaloa 2012, quien murió en noviembre de ese año durante un enfrentamiento armado entre el Ejército mexicano y un grupo criminal al que estaba ligada. Flores fue hallada muerta con un fusil AK-47 junto a su cuerpo. Las investigaciones determinaron que disparó contra los militares.

Colombia no se queda atrás. Liliana Lozano, Miss Valle del Cauca 1996, fue asesinada junto al hermano de su pareja sentimental, el narcotraficante Leonidas Vargas. Su muerte ocurrió días después de que Vargas fuera asesinado en España.

Las historias de reinas de belleza y narcotráfico no son simples anécdotas de la crónica roja. Representan una narrativa compleja donde se entrecruzan poder y violencia. Para muchas de estas mujeres, la belleza fue la puerta a una vida de lujo… o una sentencia de muerte.

Las coronas que alguna vez representaron sueños y aspiraciones, en muchos casos terminaron tiñéndose de sangre, ocultando historias donde la belleza no fue salvación, sino condena.

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