No más de 3 horas al día: expertos revelan beneficios de bajar el uso de tu teléfono
El uso constante del dispositivo puede generar distracción, fatiga cognitiva e interfiere en el contacto social

Los síntomas incluyen agresividad, desapego de la realidad y pensamientos suicidas. Crédito: Shutterstock
El uso prolongado del teléfono móvil empieza a erigir alertas entre expertos de la salud, que vinculan horas frente a la pantalla con efectos perjudiciales para el bienestar emocional y cognitivo. Estudios recientes sugieren que reducir significativamente el tiempo diario de uso puede mejorar la concentración, el sueño y la salud mental.
Investigaciones en universidades han demostrado que limitar el smartphone a pocas funciones durante periodos breves muestra cambios medibles en el cerebro. Por ejemplo, un experimento de 72 horas reveló modificaciones en la actividad de los neurotransmisores dopamina y serotonina, asociados al sistema de recompensa neuronal.
Además, análisis de universidades indican que reducir el uso a dos horas diarias disminuye síntomas de depresión en torno al 27 % y de estrés cerca del 16 %. La calidad del sueño también mejoró aproximadamente un 18 %, según medios chilenos que recogieron los datos.

En paralelo, los psicólogos advierten que el móvil en exceso genera distracción, fatiga cognitiva e interfiere en el contacto social presencial. Al desconectarse y limitar el dispositivo, se observa un aumento del bienestar emocional y un retorno a la atención concentrada en tareas reales.
Intertítulo: Beneficios de bajar el uso diario del teléfono
Al reducir el tiempo de uso diario del smartphone, correspondientemente disminuyen los riesgos: mejoran la calidad del descanso, la interacción social se fortalece, y hay menor exposición al desgaste digital. Expertos recomiendan no solamente limitar el tiempo, sino también evitar el uso antes de dormir, y separar momentos tecnológicos de los personales.
Otro beneficio relevante es la mejora en la función ejecutiva del cerebro. Al desconectarse parcialmente del teléfono, se restaura el control de la corteza prefrontal sobre la atención y disminuye la hiperactivación del sistema de recompensa. Este aspecto sugiere que el teléfono puede estar generando estímulos casi adictivos.

Por otro lado, en el ámbito educativo se ha observado que limitar los móviles en aulas ayuda al rendimiento académico. Menos interrupciones tecnológicas implican más atención, mejor aprendizaje y una reducción de la distracción digital entre adolescentes.
Las recomendaciones prácticas sugieren establecer un límite razonable —por ejemplo, no más de tres horas al día— y usar herramientas digitales que monitoricen el tiempo de pantalla. Asimismo, apagar notificaciones, designar tiempos sin dispositivo y promover actividades en el mundo real pueden marcar la diferencia en el equilibrio digital.
En definitiva, aunque los teléfonos son herramientas poderosas para la comunicación, trabajo y aprendizaje, su uso desmedido pone en riesgo la salud mental, el descanso y la atención. Adoptar una “dieta digital” controlada puede ser clave para reconectarnos con el entorno, mejorar nuestro bienestar y recuperar el control sobre nuestras pantallas.