Vivir en grandes ciudades acarrea más problemas de salud mental
A menudo se genera una sensación de aislamiento, a pesar de la alta densidad poblacional, lo que aumenta la soledad, un factor que favorece trastornos mentales
El anonimato de las personas en una gran ciudad. Crédito: Beautiful landscape | Shutterstock
Ser habitante de las grandes ciudades tiene un impacto significativo en la salud mental, presentando riesgos no presentados en los pueblos o pequeñas localidades, según análisis.
Numerosos estudios indican que la vida urbana está relacionada con mayores tasas de trastornos como la depresión, ansiedad y estrés. La sobreestimulación del cerebro debido a factores como el ruido constante, la contaminación y la falta de espacios verdes puede incrementar la actividad de áreas cerebrales vinculadas al miedo y al estrés, como la amígdala.
Este ambiente, además, a menudo genera sensación de aislamiento social a pesar de la alta densidad poblacional, lo que aumenta la soledad, un factor que favorece diferentes trastornos mentales. Por ejemplo, el crecimiento de las ciudades también trae consigo problemas como el estrés laboral, dificultades en acceder a viviendas dignas y desplazamientos largos, que intensifican la ansiedad y la sensación de pérdida de control. La falta de cohesión social y las condiciones de vida urbanas pueden erosionar el bienestar emocional.
Estudio en España
Un informe dado conocer hace una semana, reseñado por EFE y titulado Salud mental y territorio: diferencias entre la España Abarrotada, la Olvidada y la Vaciada, muestra una tendencia alarmante: un alto porcentaje de residentes en grandes ciudades españolas enfrenta problemas relacionados con la soledad y las relaciones interpersonales deficientes.
Revela que un 35% de los habitantes de Madrid y Barcelona reporta escasas interacciones familiares, comparado con un 22% en municipios pequeños. La amistad también se ve afectada con un 34% de escaso contacto entre amigos en megaciudades, frente al 24% en áreas menos pobladas.
Factores de aislamiento en entornos urbanos
El informe señala que el estrés, la contaminación y la falta de viviendas adecuadas son factores que influyen negativamente. La vida acelerada en las grandes urbes favorece la soledad y el deterioro de la calidad de las relaciones sociales.
Es la paradoja de la soledad. A pesar de los beneficios culturales y laborales que ofrecen las grandes ciudades, la salud mental se resiente. Se observa que a medida que aumenta el tamaño de la ciudad, disminuyen las relaciones personales significativas.
Una brecha notable interurbana
La investigación registra que las ciudades medianas y pequeñas presentan un paisaje más optimista en términos de salud mental.
Solo un 6% de los residentes de municipios poco poblados reporta problemas de salud mental, en contraste con el 19% en grandes centros urbanos.
Comentarios de expertos y perspectivas
Diego Isabel La Moneda, director del Foro Nueva Economía e Innovación Social (NESI), enfatiza que el crecimiento urbano conlleva un aumento en el estrés y la sensación de soledad, indicando que se requiere una revisión urgente de las políticas sociales y urbanas para abordar estos problemas.
“La falta de tiempo, la presión laboral o la dificultad de acceso a una vivienda digna están erosionando el bienestar emocional de las personas”, sentencia.
Este informe subraya la necesidad de crear comunidades más inclusivas y de fomentar las relaciones interpersonales en las grandes ciudades, para mejorar el bienestar emocional de sus habitantes.
Culturas urbanas y salud mental
Existen diferencias notables en la salud mental entre diversas culturas urbanas a nivel mundial.
Por ejemplo, en Guadalajara (México), la salud mental se entiende holísticamente, incluyendo aspectos físicos, emocionales y espirituales, y se considera esencial la limpieza y el trabajo para prevenir enfermedades mentales.
En Estocolmo (Suecia), por su parte, la salud mental implica bienestar, empoderamiento, un buen estilo de vida y equilibrio entre trabajo y descanso; los problemas mentales pueden surgir por pensamientos negativos, estrés, ansiedad y conflictos personales.
Tenemos entonces que la cultura modifica la expresión del sufrimiento emocional, la búsqueda de ayuda y el tratamiento de los trastornos mentales, lo que afecta la prevalencia observada de estos trastornos.
De allí que diferentes culturas urbanas pueden presentar distintos síntomas y actitudes hacia la salud mental, influenciadas por factores sociales, estigmas y creencias culturales propias.
Políticas públicas en áreas urbanas
Las políticas públicas juegan un papel crucial en la mitigación de problemas de salud mental en áreas urbanas. Estas políticas buscan diseñar y promover entornos urbanos que reduzcan los factores estresantes comunes en las ciudades, como el ruido, la contaminación, la falta de espacios verdes y el aislamiento social. Además, las políticas públicas facilitan el acceso a servicios especializados de salud mental, promocionan la inclusión social, y fomentan actividades comunitarias que fortalecen el bienestar psicológico.
Las políticas públicas en salud mental urbana se orientan a:
- Desarrollo y mantenimiento de espacios verdes públicos para mejorar la calidad de vida y reducir el estrés.
- Diseño de entornos urbanos que minimicen la contaminación acústica.
- Fomento de actividades comunitarias para reducir el aislamiento y promover la interacción social.
- Garantizar el acceso oportuno y efectivo a servicios de salud mental especializados.
- Coordinación intersectorial para abordar determinantes sociales y ambientales que impactan la salud mental.
La planificación urbana con enfoque en la salud incluye normas urbanísticas que eviten riesgos a la salud, códigos que propicien estilos de vida saludables y reduzcan desigualdades, y colaboración estrecha entre profesionales de salud pública y urbanismo. Así, las políticas urbanas pueden reducir significativamente las enfermedades mentales no transmisibles al crear entornos que apoyan la salud mental y el bienestar general.
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