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Si tomas medicamentos contra la obesidad sin dieta ni ejercicio, no estás haciendo nada. ¡Es contraindicado!

La interrupción repentina de estos fármacos puede llevar al efecto yo-yo, donde el paciente recupera rápidamente el peso perdido al dejar de utilizarlos

Si tomas medicamentos contra la obesidad sin dieta ni ejercicio, no estás haciendo nada. ¡Es contraindicado!

Promoción de una vida saludable. Crédito: SofikoS | Shutterstock

Querer perder peso con medicamentos contra la obesidad sin el sacrificio de las dietas y del ejercicio es una quimera. Consumir fármacos análogos de la GLP-1 sin esfuerzo “es una equivocación total” que puede tener consecuencias, efecto rebote o, incluso, pérdida severa de masa muscular.

Así lo advierte Jordi Salas-Salvadó, catedrático de Nutrición y Bromatología de la Universidad Rovira y Virgili de Tarragona. La ingesta de Ozempic o Mounjaro sin acompañar el tratamiento con cambios en la dieta y ejercicio físico es contraproducente.

“Me he encontrado con muchas personas que quieren bajar de peso sin hacer ningún esfuerzo, sin cuidarse, sin hacer ejercicio, sin tener que hacer dieta. Esto es una equivocación total”, aseguró el catedrático en una entrevista concedida a EFE Salud.

Dice estar convencido de que van a ayudar a muchas personas, pero considera que “se está haciendo un uso irracional” de estos medicamentos contra la obesidad y la diabetes.

Riesgos asociados

Salas-Salvadó recomienda encarecidamente probar primer si se puede alcanzar un peso normal a través de dieta y de ejercicio, y después, si se tiene la autorización, acudir a los fármacos, pero siempre acompañados de una adecuada alimentación y un régimen de actividad física.

“El problema con los análogos de la GLP-1 es que a muchos les dan náuseas, les quitan el hambre y eso va muy bien para bajar de peso, pero si no cuidas la dieta, si haces dietas deficitarias, una de las posibles consecuencias de este tipo de fármacos es que pueden producir sarcopenia, pérdida de masa y fuerza muscular, en personas con obesidad y en mayores”, advierte.

También puede acarrear el efecto rebote. La interrupción repentina de estos fármacos puede llevar al conocido efecto yo-yo, donde el paciente recupera rápidamente el peso perdido al dejar de utilizarlos.

Dieta mediterránea es eficaz

Investigaciones han demostrado que la dieta mediterránea es efectiva en el control del peso y en la reducción de factores de riesgo asociados con la diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares. Por lo tanto, puede ser la más indicada para complementar el tratamiento con fármacos.

La dieta mediterránea combinada con el uso de fármacos puede potenciar los resultados, adaptándose a las necesidades nutricionales del paciente.

“La adherencia a una dieta mediterránea ligeramente hipocalórica, acompañada de actividad física es la mejor estrategia para bajar peso en una persona con sobrepeso u obesidad”, asegura el especialista español.

Educación y hábitos saludables

La promoción de una alimentación adecuada debe iniciar en el hogar. Los padres tienen un papel crucial en enseñar a sus hijos hábitos de vida saludables.

El creciente consumo de productos procesados ha contribuido a deteriorar la calidad de la alimentación en las últimas décadas, lo que debe ser abordado para garantizar una mejor salud en el futuro.

La educación sobre patrones alimentarios, como el ayuno intermitente y la dieta mediterránea, es esencial, aunque actualmente solo existen evidencias contundentes con relación a la efectividad de la dieta mediterránea a largo plazo.

Los cambios a nivel individual y social son necesarios para asegurar un futuro más saludable y sostenible, enfrentando el reto de una industria alimentaria que responde a la demanda de los consumidores y contribuye a problemas ambientales.

Las tendencias actuales en alimentación, como el aumento en el consumo de alimentos ultraprocesados ricos en azúcares, grasas saturadas y aditivos, contribuyen directamente al alza de la obesidad al promover una mayor ingesta calórica, menor saciedad y alteraciones en el microbioma intestinal. Estos productos desplazan dietas tradicionales con fibra, frutas y vegetales, elevando la adiposidad y el riesgo de sobrepeso en adultos y niños.

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