Muere a los 118 años la persona más anciana del mundo
La monja francesa conocida como Sor André sobrevivió a dos de las mayores pandemias de la humanidad: la fiebre española y el Covid 19
Este martes se reportó que falleció a los 118 años la persona más anciana conocida en el mundo, una monja francesa de nombre Lucile Randon.
Un portavoz de la residencia de ancianos donde vivía Randón confirmó a la agencia AFP la muerte de la mujer conocida como Sor André, quien nació en el sur de Francia el 11 de febrero de 1904.
Murió mientras dormía en su residencia de ancianos de Toulon, dijo el portavoz David Tavella. “Hay una gran tristeza pero… era su deseo reunirse con su querido hermano. Para ella, es una liberación”, declaró a la AFP el portavoz
Sor André fue considerada durante mucho tiempo la segunda persona de de más edad en el mundo, antes de que la muerte de la japonesa Kane Tanaka a los 119 años el año pasado la convirtiera en la persona más longeva de la Tierra.
Guinness World Records reconoció oficialmente su estatus de la persona con mayor edad del mundo en abril de 2022.
“Ha sido un honor registrar su historia en las páginas del libro Guinness de los Récords, y perdurará en la historia como la cuarta persona más vieja jamás autentificada”, declaró hoy en un comunicado Craig Glenday, editor en jefe de Guinness World Records.
Tras haber vivido ya la pandemia de gripe española de 1918, dio positivo por Covid 19 el 16 de enero de 2021, y fue aislada rápidamente en su residencia de ancianos para evitar la propagación del virus.
Sobrevivió al contagio de Covid-19, que infectó a 81 residentes de su residencia. Aunque era ciega y dependía de una silla de ruedas, solía cuidar de otros ancianos mucho más jóvenes que ella.
La historia de Sor André
De acuerdo con France 24, Randon nació el 11 de febrero de 1904, en el seno de una familia protestante, como única niña de tres hermanos, en la localidad de Ales, en el sur de Francia.
Trabajó como institutriz en París para hijos de familias adineradas. Después se convirtió al catolicismo y se bautizó a los 26 años.
Años después ingresó en la orden de las Hijas de la Caridad a la edad relativamente tardía de 41 años. Después fue destinada a un hospital de Vichy, donde trabaja durante 31 años.
Casi al final de su vida fue trasladada a la residencia de ancianos Sainte-Catherine-Laboure, donde sus días estaban marcados por la oración, las comidas y las visitas de los residentes y los trabajadores del lugar.
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