¡De la humildad a la fama! Así son las casas donde crecieron Alejandra Espinoza y Clarissa Molina
Ambas exparticipantes de 'Nuestra Belleza Latina' tienen en común que abandonaron su modesta vivienda de niñez a los 15 años y lo hicieron para triunfar en Estados Unidos
Alejandra Espinoza, y Clarissa Molina, exconcursantes de ‘Nuestra Belleza Latina’, tienen varias cosas en común y una de ellas es que ambas vinieron desde muy abajo para llegar hasta donde hoy se encuentran.
Alejandra creció en una modesta casa de Tijuana, al norte de México, mientras que Clarissa lo hizo en un humilde apartamento en Santiago de Caballeros, en su querida República Dominicana.
A pesar de las carencias por las que atravesaron, sus ganas de salir adelante fueron más fuertes y hoy ambas forman parte de las celebridades hispanas más queridas del país.
La mexicana tiene actualmente una hermosa casa y una muy linda familia en California, mientras que la caribeña continúa radicando en su apartamento de Florida, pero… ¿recuerdas cómo eran antes de llegar a Estados Unidos?
‘Alejandra la de Tijuana’
La casa de infancia de Alejandra Espinoza, en la que vivió desde que nació hasta que cumplió 15 años, no solo se ubicada en uno de los barrios más pobres de Tijuana, sino que, además, era demasiada pequeña para la cantidad de personas que la habitaban.
La vivienda, que originalmente estaba distribuida a lo largo de un piso, contaba con cocina, comedor, sala y dos recámaras.
En una de las habitaciones dormían sus papás, Rosa María y José, mientras que la otra era para ella y todos sus hermanos.
En la parte trasera tenían un patio, el cual, a pesar de ser diminuto, era disfrutado a lo grande por la mamá de Matteo.
Al notar que su familia crecía y crecía, Don José decidió realizar una ampliación en la azotea, donde construyó una habitación para él y su esposa, pues ya no cabían en las dos habitaciones que tenían.
Además de convertirse en el dormitorio de sus papás, la azotea también era utilizada por la familia para organizar unas exquisitas barbacoas.
Debido a la falta de ingresos y a los grandes gastos que tenían, el papá de la ganadora de Nuestra Belleza Latina 2007 nunca pudo terminar la obra.
Clarissa Molina
Al igual que Alejandra Espinoza, Clarissa Molina dejó su apartamento de infancia a los 15 años.
Su antiguo hogar continúa perteneciendo a su familia, por lo que siempre que puede se da una escapada para revivir su niñez.
En cuanto se cruzaba la puerta, la primera habitación que se veía era la sala, la cual contaba con un espacio muy reducido, por lo que solo tenía unos cuantos muebles y sillones.
En su comedor, el cual se conectaba con la sala, Clarissa y su familia tenían una mesa con capacidad para seis personas y desde ahí veían la televisión mientras comían.
La cocina, que es un tanto pequeña y semicerrada, cuenta con una alacena de color café, así como con electrodomésticos antiguos.
La antigua recámara de la participante de Nuestra Belleza Latina 2015, que actualmente es el dormitorio de un tío, tenía una cama, un clóset y con un gran espejo en el que le gustaba verse todos los días.
Las espectaculares vistas que tiene desde lo alto de su edificio, de tres pisos, hicieron que su azotea fuera uno de su sitios favoritos durante su niñez.
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