Liliana Carrillo atravesaba depresión posparto cuando mató a sus tres hijos de 3 años, 2 años y 6 meses
La californiana escribió en redes sociales que había tenido "sentimientos invasivos de desesperación y dolor". Su entorno había alertado que podría suponer un peligro para los niños
La salud mental de Liliana Carrillo había alarmado a su entorno en los meses previos a la muerte de sus tres hijos pequeños. La mujer estaría pasando por una depresión posparto y habría abrazado teorías de la conspiración de QAnon relacionadas con la pederastia y con la pandemia COVID-19.
La californiana de 30 años había escrito en Facebook sobre “sentimientos invasivos aleatorios de desesperación y dolor”. Dijo también que odiaba ser madre de sus tres hijos y que le gustaría retroceder en el tiempo, según Los Angeles Times. “No me queda absolutamente nada de paciencia ni tolerancia”, agregó.
El entorno de Carrillo ya había advertido de estos comportamientos de la única sospechosa por la muerte de sus hijos. Especialmente el padre de los niños, Erik Denton, que lo puso en conocimiento de las autoridades de los condados de Los Ángeles y de Tulare, tal y como quedó registrado en documentos judiciales.
El hombre le había disputado la custodia de los niños a la hispana con el argumento que temía por “el bienestar físico y psicológico” de Joanna, Terry y Sierra, como se llamaban los pequeños. Un juez de Tulare concedió la custodia a Denton, pero sus hijos permanecieron con madre.
Carrillo, que solicitó una orden de restricción temporal por violencia doméstica contra el padre de sus los niños, había estado haciendo afirmaciones extrañas cercanas a las teorías de la conspiración de QAnon como que un grupo de pedófilos se había hecho con el control de su ciudad, Porterville, o que ella era la única responsable de la pandemia del coronavirus.
En una entrevista al canal local KGET-TV 17, la hispana aseguró que amaba a sus hijos y dijo que los había matado para protegerlos de supuestos abusos. La mujer dijo también que tenía pensado suicidarse, pero que su plan falló al estrellarse su auto. Cuando esto pasó, Carrillo robó otro vehículo y siguió huyendo de la policía, aunque en el juicio se declaró no culpable del robo.
“No quería que siguieran sufriendo abusos. Yo amaba a mis hijos. Me gustaría que este no hubiera sido el caso, pero prometí que los protegería”, dijo en la entrevista en televisión.
En sus declaraciones, la mujer también explicó cómo mató a los niños. “Los ahogué. Lo hice suavemente. No sé cómo explicarlo. Los abracé. Los besé. Estaba pidiendo perdón todo el tiempo. Yo amaba a mis hijos”, insistió.
Antes de que todo esto sucediera, había claras señales de que la mujer atravesaba por una depresión posparto severa que se juntó con ira, traumas de infancia y frustraciones por ser madre joven, según relató en documentos judiciales el padre de los niños.
El pasado sábado, un día antes de que los niños pasaran a la custodia de Denton, la abuela materna descubrió sus cuerpos sin vida en su apartamento del vecindario angelino de Reseda. Carrillo ya había huido por el norte de la ciudad.