Venden en $90 millones la casa flotante de Paul Allen, el fallecido cofundador de Microsoft
Una de las impresionantes casas flotantes de Paul Allen, considerada una de las más grandes y lujosas del mundo, está en búsqueda de nuevos dueños
Paul Allen, quien fuera uno de los fundadores de Microsoft y quien falleció en 2018, volvió a ser noticia hace unas horas tras darse a conocer que fue puesta a la venta Tatoosh, una de las dos casas flotantes que poseía. La otra, conocida como Octopus, fue negociada, en 2021, por más de $300 millones de dólares.
Tatoosh, que era considerado el yate de esparcimiento de la mano derecha de Bill Gates, fue lanzado al mercado por $90 millones de dólares y mide 303 pies de largo, lo que lo coloca en el Top 60 de yates más grandes del mundo.
La embarcación, que fue construida en el año 2000 por el astillero alemán Nobiskrug y originalmente perteneció al ejecutivo de telecomunicaciones Craig McCaw, habría sido comprada por Allen, en 2021, en alrededor de $100 millones de dólares, sin embargo, esta cifra es un mero cálculo, pues no se tiene certeza de la cantidad exacta que pagó.
En caso de ser ciertas las estimaciones, la embarcación habría registrado, en estos 20 años, una devaluación del 10%, sin tomar en cuenta la fuerte suma de dinero que invirtieron el año pasado para reacondicionarla.
A la inversión inicial habría que agregar un gasto, de entre $9 y $10 millones de dólares anuales, por concepto de mantenimiento y costo del staff.
¿Cómo es Tatoosh por dentro y por fuera?
En la actualidad cuenta con una capacidad para alojar a 20 pasajeros y a 31 miembros de la tripulación, gracias a que goza de un camarote principal y 10 secundarios.
También cuenta con un ascensor, con cocina, con comedor, con sala principal, con sala de cine, con salón de belleza, con gimnasio, con piscina climatizada, con jacuzzi, con club de playa, con centro de buceo, con dos helipuertos, con botes auxiliares, con juegos acuáticos, entre otros lujos y amenidades.
Otro punto a destacar es que cuenta con ventanas blindadas, lo que garantiza la seguridad de los tripulantes en altamar.
En la actualidad está atracado en Montecarlo, Mónaco y cuenta con la ventaja de que siempre ha pertenecido a magnates estadounidenses, por lo que no existe riesgo alguno de decomiso por parte de las autoridades, al nunca haber pertenecido a los oligarcas rusos, contrario a lo sucedido con gran parte de las embarcaciones de esta índole y que han sido incautadas tras el estallido del conflicto entre Rusia y Ucrania.
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