Maestra de Florida renuncia después de ser sorprendida compartiendo videos íntimos por chat con un recluso
Durante su jornada de trabajo y desde su oficina en la escuela, Donna Barber sostenía charlas muy subidas de tono con su presunto novio
Donna Barber, maestra de Florida, renunció a su trabajo después de ser sorprendida enviándole videos íntimos por chat a un recluso quien presuntamente era su pareja sentimental.
De acuerdo con la Oficina del Sheriff del Condado de Franklin, Florida, la profesora de 52 años fue descubierta por un oficial asignado por el alguacil AJ Smith para monitorear los chats de video de los reclusos en el calabozo de la prisión local.
Durante algunas de sus correspondencias con el recluso Lawrence Ray, la maestra se desnudaba y entablaba conversaciones de carácter sexual con su supuesto novio.
El punto controversial es que Donna Barber le daba rienda suelta a sus fantasiosas sexuales desde la oficina de la escuela donde laboraba y durante su jornada de trabajo.
Debido a lo delicado del tema, a principios de este mes, el alguacil publicó un video en Facebook donde describía su preocupación sobre las comunicaciones inapropiadas entre los presos y sus visitantes, destacando el caso de la desinhibida profesora.
“Creo que los padres tienen derecho a saber quién está enseñando a sus hijos. Es por eso que lancé esto.
La gente en la cárcel tiene que cumplir las reglas, hay que tener orden. De lo contrario, puede haber caos y eso sería peligroso para el personal que tiene que tratar con los reclusos”, advertía el representante de la autoridad en la grabación que llegó a alcanzar más de 25,000 reproducciones.
Aunque no había motivos para presentar cargos penales en contra de Donna Barber, las autoridades de la escuela donde laboraba iniciaron una investigación que llevó a la mujer a presentar su renuncia.
Hasta antes de hacerse pública su debilidad por entablar candentes conversaciones vía chat, la profesora gozaba del respeto de su comunidad, pues luego de 30 años de servicio estaba cerca de jubilarse.
Cabe señalar que las personas que participan en una videoconferencia con un recluso deben aceptar las reglas de la prisión, entre las cuales destaca el hecho de que la conversación puede ser monitoreada o grabada por el centro penitenciario donde se purga la condena establecida por la ley.
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