La obesidad cambia tus pensamientos de forma irreversible: por qué
Un nuevo estudio encontró que nuestro cerebro envía señales a todo el organismo cuando somos alimentados de forma correcta o cuando lo hacemos con exceso de grasas, azúcares y otros
La obesidad puede afectar la capacidad del cerebro de una persona para reconocer cuándo está llena y satisfecha después de comer alimentos grasos y azucarados, afirma un nuevo estudio.
Además, estos cambios en el cerebro pueden persistir incluso después de que las personas clasificadas médicamente como obesas logren perder una cantidad sustancial de peso.
Con estos resultados se podría dar una explicación de por qué muchas personas a menudo recuperan el peso que habían perdido anteriormente.
La Dra. Caroline Apovian, profesora de medicina en la Escuela de Medicina de Harvard y codirectora del Centro para el Control y el Bienestar del Peso en el Hospital Brigham and Women’s en Boston, afirmó que no había indicios de la capacidad del cerebro para revertir los efectos causados por la obesidad.
Las personas con obesidad todavía experimentan una deficiencia en las reacciones químicas que envían señales al cuerpo, indicando que han consumido una cantidad adecuada de alimentos .
Según la publicación, el ensayo involucró a 30 individuos clasificados como médicamente obesos y 30 individuos con peso normal. Los participantes recibieron azúcar, carbohidratos (glucosa), grasas (lípidos) o agua (como control) a través de una sonda de alimentación que les llevaba directamente los nutrientes al estómago.
Este enfoque se tomó para evitar la influencia de la boca y enfocarse en comprender cómo los nutrientes afectan el cerebro independientemente de la experiencia sensorial de ver, oler o probar los alimentos.
La Dra. Mireille Serlie, autora principal del estudio y profesora de endocrinología en la Facultad de Medicina de Yale en New Haven, Connecticut, explicó el fundamento de la investigación.
La noche anterior al experimento, los 60 participantes cenaron lo mismo en casa y se abstuvieron de comer hasta la mañana siguiente cuando se insertó la sonda de alimentación.
Luego, los investigadores utilizaron imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI) y tomografía computarizada por emisión de fotón único (SPECT) para observar la respuesta del cerebro a los nutrientes durante un período de 30 minutos.
La actividad cerebral y su vínculo con la comida
El Dr. Serlie enfatizó su interés particular en el cuerpo estriado, una región del cerebro responsable de la motivación para buscar y consumir alimentos. Ubicado en lo profundo del cerebro, el cuerpo estriado también juega un papel en las emociones y la formación de hábitos.
El estudio descubrió que en individuos con peso normal, las señales cerebrales en el cuerpo estriado se ralentizaban cuando los azúcares o las grasas ingresaban al sistema digestivo. Esto demostró que el cerebro reconoció que el cuerpo había sido alimentado adecuadamente.
Sin embargo, cuando se administraron los mismos nutrientes a través de una sonda de alimentación a individuos clasificados como médicamente obesos, su actividad cerebral no mostró una disminución y no hubo un aumento en los niveles de dopamina.
Ayuda a explicar por qué una persona puede desear una hamburguesa en lugar de brócoli, ya que la grasa de la hamburguesa provoca una respuesta biológica más fuerte en el cerebro, explicó el Dr. I. Sadaf Farooqi, profesor de metabolismo y medicina en la Universidad de Cambridge en el Reino Unido. , quien no participó en la investigación.
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