Mujer en Maine logra permiso para tener gallinas de apoyo emocional para su hijo

Una mujer interesaba por encontrar la manera de ayudar a su hijo de 25 años que tiene necesidades especiales, decidió que, de acuerdo a sus investigaciones, un animal sería el apoyo ideal para su salud emocional. Una bandada de pollos

En Bangor, Maine, donde vive junto a su hijo, no se permiten gallinas de traspatio.

En Bangor, Maine, donde vive junto a su hijo, no se permiten gallinas de traspatio. Crédito: PATRICK KOVARIK | AFP / Getty Images

Luego de una ardua batalla, diversas audiencias y apelaciones, una madre de Maine logró que se le permitiera tener en su hogar una bandada de pollos que, de acuerdo a las investigaciones de la mujer, sirven de apoyo emocional, quien actualmente tiene 25 años y ha enfrentado desafíos físicos y cognitivos durante toda su vida.

Amy Martin, madre del joven, narró en entrevista para The Washington Post, cómo logró que el estado le permitiera tener a los pollos en su casa, ya que, en Bangor, Maine, donde viven, no se permiten gallinas de traspatio.

Después de notar que su hijo C-Jay enfrentaba problemas de depresión y ansiedad, Martin comenzó a estudiar sobre animales de apoyo emocional y descubrió que los pollos, que se convirtieron en animales de apoyo emocional populares durante la pandemia, pueden ser excelentes mascotas de terapia, ya que pueden ser calmantes y se vinculan fácilmente con los humanos.

Durante su investigación, Martin acudió a especialistas y el mismo médico de su hijo aprobó el tener un animal como mascota de apoyo emocional, afirmó que las gallinas serían una buena opción, por lo que obtuvo una prescripción para poder tenerlo en su casa, sin embargo, no sería suficiente, ya que tendría que enfrentar los reglamentos y políticas que rigen la ciudad donde residen.

Tras ponerse en contacto con funcionarios de la ciudad en el Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano para solicitar una exención y que se le permitiera tener gallinas en su patio, no recibió respuestas claras y la instruyeron a que presentara una solicitud a la Junta de Apelaciones de Bangor.

“No estaba buscando presentar una apelación… No compramos gallinas para poder vender huevos. Esto es para adaptarse a una discapacidad, por lo que el proceso debería ser diferente”, dijo Martin a The Washington Post.

La madre no se detuvo y siguió buscando información, por lo que leyó en el sitio web del Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano de EEUU, pensó que podría conseguir las gallinas y luego presentar una apelación para conservarlas. Martin habló con sus vecinos para saber si estarían de acuerdo y tras recibir el apoyo, consiguió seis gallinas, que encontró a través de un grupo de Facebook llamado “Maine Backyard Chickens”.

Martin observó cambios en su hijo inmediatamente que entró en contacto con las gallinas, su estado de ánimo mejoró, en particular cuando se acurrucaba con ellas y les daba semillas para comer.

Tras presentar una apelación, en una audiencia el pasado 5 de octubre la junta de apelaciones de cinco miembros votó por unanimidad para permitir que los Martin conservaran sus gallinas de apoyo emocional.

C-Jay dijo que está encantado de poder quedarse con sus gallinas, que son todas hembras, ya que los pollos machos, que se consideran gallos después de un año pueden ser ruidosos.

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