Autopsia al tirador de Maine revela que estuvo vivo hasta unas horas antes de que hallaran su cuerpo
Robert Card se disparó entre ocho y 12 horas antes de que se descubriera su cuerpo, según revela un estudio forense
Dos días duró la intensa cacería que se realizó para encontrar a Robert Card, el tirador de Lewiston, Maine, un hombre que causó el segundo tiroteo más mortal en lo que va de este 2023, y quien al final fue hallado sin vida en un aparente suicidio. Tras el paso del tiempo nuevos detalles de lo ocurrido han salido a la luz.
De acuerdo con New York Post, el pistolero de Maine que mató a 18 personas dentro de un bar y una bolera estuvo vivo durante la mayor parte del tiempo que duró la intensa persecución, la cual terminó cuando se encontró el cuerpo en la parte trasera de un camión remolque en la propiedad de su antiguo empleador de un centro de reciclaje, abandonado en el paseo marítimo de un pueblo cercano.
Robert Card se suicidó entre ocho y 12 horas antes de que se descubriera su cuerpo, según Lindsey Chasteen, administradora de la oficina del médico forense en Augusta.
Aunque su forma de muerte fue considerada suicidio, el informe completo no se publicará hasta dentro de varios meses, según el medio citado.
Anteriormente, las agencias policiales fueron objeto de escrutinio por no encontrar el cuerpo del tirador antes, bajo el supuesto de que se suicidó en las horas posteriores a los tiroteos y que su cuerpo fue pasado por alto en búsquedas anteriores.
Aún no está claro cuánto tiempo estuvo dentro del remolque antes de dispararse a sí mismo, lo que significa que pudo estar huyendo durante un período de tiempo significativo mientras las autoridades lo buscaban frenéticamente.
Después del tiroteo, el reservista fue uno de los hombres más buscados por todo EE.UU., se temía que su entrenamiento como cazador de ciervos le permitiera esconderse de las autoridades, pues los terribles hechos ocurrieron justo cuando ésta comenzaba, pero lo cierto es que estuvo al menos 24 horas en movimiento antes de morir.
Los funcionarios investigan el historial de problemas de salud mental de Card, incluidas las afirmaciones del asesino trastornado que podía escuchar voces en su cabeza que lo llamaban “pedófilo”. Desde hace meses se alertó sobre su peligrosidad, pero las autoridades no inspeccionaron el sitio.
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