Cierre de gobierno lo pagarás de tu bolsillo: esto le costará a los contribuyentes
Cada cierre implica sueldos sin trabajo, recortes locales y más gastos públicos. Todo eso se paga con tus impuestos: aquí lo que te costará

Cuando hay un cierre de gobierno (shutdown), los costos y retrasos lo pagan todos los trabajadores de Estados Unidos. Crédito: Shutterstock
Cuando el Congreso no logra aprobar un presupuesto a tiempo y ocurre un cierre de gobierno, los efectos van mucho más allá de lo político. Aunque parezca un conflicto político lejano, la realidad es que cada semana de inactividad cuesta miles de millones a la economía del país y afecta directamente tu bolsillo, tanto de forma inmediata como a largo plazo. Tú, como trabajador, como contribuyente o como usuario de servicios públicos, terminas pagando las consecuencias, incluso si no tienes nada que ver con Washington.
De acuerdo con el economista Gregory Daco, de EY-Parthenon, cada semana de cierre le cuesta a la economía estadounidense $7,000 millones de dólares. Además, el Producto Interno Bruto (PIB) del país pierde 0.1 puntos porcentuales por cada semana sin operaciones federales normales. Esto no es solo un número: representa servicios que se detienen, pagos que se retrasan y empleos que se ponen en riesgo.
Uno de los principales gastos lo representan los empleados federales que son suspendidos (furloughed) sin trabajar. Sin embargo, la ley exige que se les pague su salario completo una vez que el gobierno reanuda operaciones. La Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO) calcula que, durante el cierre actual, el gobierno sigue pagando $400 millones de dólares diarios en sueldos, aunque los empleados no estén trabajando. Ese dinero sale del presupuesto federal, es decir, de los impuestos que pagas tú y millones de ciudadanos más.
Y esto no es algo nuevo. En los últimos tres cierres federales (2013, 2018 y 2019), se calcula que los contribuyentes perdieron casi $4,000 millones de dólares, de los cuales al menos $3,700 millones de dólares fueron para pagar salarios no trabajados. Además, hubo $338 millones de dólares en gastos administrativos, ingresos perdidos y penalizaciones por pagos atrasados, según un informe del Senado.
Durante el cierre más largo de la historia, en 2018-2019, que duró 34 días bajo el gobierno de Donald Trump, el país perdió $11,000 millones de dólares, según la CBO. De esa cifra, $3,000 millones de dólares no se recuperaron jamás, debido a la pérdida de productividad y servicios interrumpidos.
Pero el costo no es solo fiscal. También hay pérdida de ingresos para pequeñas empresas, especialmente aquellas que dependen de contratos con el gobierno o del turismo en parques nacionales, que suelen cerrar. Si tú o alguien en tu comunidad trabaja en este tipo de sectores, el impacto económico puede sentirse en forma de menos ventas, recortes o incluso despidos.
Además, los cierres provocan retrasos en trámites esenciales: permisos migratorios, solicitudes de beneficios sociales, procesamiento de visas y más. Todo esto se acumula y afecta directamente a quienes más dependen de estos servicios.
La situación actual podría ser aún más grave. El presidente Donald Trump y su director de presupuesto, Russell Vought, han advertido que ya se están preparando recortes permanentes. Vought congeló o eliminó fondos para proyectos en estados demócratas, incluyendo $18,000 millones de dólares en obras en Nueva York. También se están cancelando programas de cambio climático y se planean despidos masivos de empleados federales bajo la figura de “Reducción de Personal” (RIF).
“Podemos hacer cosas durante el cierre que son irreversibles para ellos… como recortar programas que les gustan (a los demócratas)”, señaló el presidente Trump.
Además del daño económico directo, el cierre también afecta la confianza del consumidor. Durante el cierre de 2019, se registró la caída más fuerte en el índice de confianza del consumidor desde 2012, según la Universidad de Michigan. La incertidumbre impacta en el gasto de las familias, lo que a su vez frena la recuperación económica.
En otras palabras, no es solo el gobierno el que se paraliza. Tú pagas más impuestos por menos servicios. Tú pierdes tiempo en trámites demorados. Al final, el que termina por pagar el costo total de estas eres tú y todos los trabajadores.
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