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Inmigrante activista se autodeporta tras 3 meses en detención por parte de ICE: planea volver a EE.UU. 

Alfredo “Lelo” Juárez Zeferino fue una importante figura del movimiento de trabajadores agrícolas en EE.UU.

Alfredo continúa llevando a cabo su labor como activista desde México.

Alfredo continúa llevando a cabo su labor como activista desde México.  Crédito: ICE

La historia de Alfredo “Lelo” Juárez Zeferino, un joven jornalero agrícola mexicano, ha resonado en Washington y en comunidades migrantes de todo Estados Unidos. Luego de pasar más de tres meses detenido por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), el activista decidió abandonar el país por voluntad propia y regresar a México. 

Desde allí continúa organizando y participando en la defensa de los derechos laborales del campo, mientras busca una vía legal que le permita volver.

Tres meses de encierro y denuncias por malas condiciones

De acuerdo con The Guardian, durante años, Juárez Zeferino se destacó como una figura clave en el movimiento de trabajadores agrícolas del noroeste estadounidense. A los 25 años ya era reconocido por impulsar mejoras laborales, promover regulaciones contra el calor extremo y defender el pago justo a los jornaleros. 

Sin embargo, su activismo también lo colocó en el centro del debate migratorio, especialmente tras su arresto en marzo por agentes de ICE, quienes lo llevaron al Centro de Detención del Noroeste, en Tacoma, Washington.

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Alfredo reveló las duras condiciones dentro de prisión como la falta de atención médica.
Crédito: Shutterstock

El joven mexicano permaneció más de tres meses en esa instalación, donde se calcula que hay más de 1,500 personas recluidas. Según relató tras su liberación, pasaba días completos sin poder salir al aire libre y enfrentaba graves deficiencias en la alimentación y la atención médica

Contó que en varias ocasiones la comida llegaba a altas horas de la noche y que el pollo se servía casi crudo, lo que causaba malestares frecuentes entre los internos. Los reclamos ante el personal, explicó, eran respondidos con evasivas o justificaciones sobre la falta de trabajadores en la cocina.

Las dificultades no se limitaban a la comida. También denunció demoras prolongadas para recibir atención médica, incluso en casos de enfermedad. El ambiente, dijo, generaba desesperanza entre los detenidos, quienes muchas veces desistían de pedir ayuda

Ante ese panorama y el deterioro de su salud física y emocional, decidió poner fin al proceso de detención a través de una salida voluntaria, una opción contemplada por la ley migratoria que permite a las personas abandonar el país sin una orden formal de deportación.

Debate político y versiones encontradas

Su detención provocó movilizaciones en Washington, donde compañeros de trabajo y organizaciones sociales denunciaron que su arresto fue una represalia por su activismo. Consideran que fue objeto de vigilancia por su papel como líder de jornaleros agrícolas y por cuestionar las condiciones laborales impuestas a trabajadores indocumentados.

Por su parte, el Departamento de Seguridad Nacional rechazó esas acusaciones y sostuvo que se trataba de un ciudadano extranjero con una orden de expulsión vigente emitida por un juez migratorio.

Una nueva etapa desde su tierra natal

Ya en México, el activista retomó su vida familiar en una comunidad rural donde creció de niño. Disfruta de actividades sencillas, como recolectar plantas silvestres para cocinar con su familia, pero su compromiso social sigue intacto. 

Desde su casa, organiza reuniones virtuales semanales con el sindicato Familias Unidas por la Justicia y con la organización Community to Community, con quienes coordina estrategias para mejorar las políticas agrícolas y las condiciones de los trabajadores migrantes.

En los últimos meses, ha impulsado campañas para permitir inspecciones independientes en los centros de detención de ICE y para revisar el programa de empleo temporal H-2A, que, según denuncia, favorece a empleadores a costa de los derechos de los trabajadores extranjeros. 

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