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Querer el iPhone no alcanza: mayoría mantienen su viejo celular

La mayoría de los consumidores en EE.UU. prefiere no cambiar su viejo celular, a pesar de nuevos lanzamientos como el iPhone 17 y nueva tecnología

Celulares viejos

Los consumidores estadounidenses son más conscientes y prefieren mantenerse con sus celulares viejos que gastar en uno nuevo. Crédito: Shutterstock

En una época donde los lanzamientos de smartphones parecen prometer el futuro en la palma de la mano, la mayoría de los consumidores en Estados Unidos ha optado por un camino más sobrio: quedarse con su teléfono viejo. Y no es por falta de deseo, sino por una mezcla de sentido común, economía personal y una evolución tecnológica que ya no sorprende tanto como antes.

Una encuesta reciente realizada por Reviews.org a 1,000 adultos en EE.UU. reveló un patrón muy claro. Aunque la publicidad y los eventos de lanzamiento nos bombardean con promesas de innovación, el usuario promedio conserva su teléfono por más de dos años y medio. Esa decisión no solo es racional, también refleja una nueva cultura del uso responsable de la tecnología.

Los datos muestran que las personas cambian de teléfono por motivos prácticos, no por moda. ¿Las razones más comunes?

  • Mejor rendimiento (22%);
  • Problemas de batería (18%); o
  • Porque se rompió o se perdió (13%);
  • Apenas un 8% de los encuestados dijo cambiar de modelo solo por querer lo más nuevo.

La presión por tener el último modelo está perdiendo fuerza.

“Ya no se trata de tener lo último, sino de si el celular que tengo todavía hace lo que necesito”, explicó Kelly Huh, periodista de Reviews.org.

Y para muchos, la respuesta es que sí. De hecho, el modelo de iPhone más usado actualmente no es el más nuevo, sino el iPhone 13, que salió hace cuatro años.

Esta tendencia también ha sido confirmada por ejecutivos de la industria. Hans Vestberg, ex CEO de Verizon, señaló en una entrevista que sus clientes ahora conservan sus teléfonos más de 36 meses. Un cambio significativo respecto a los años en los que cambiar de teléfono cada 12 meses era lo habitual.

Otro factor determinante en esta decisión de “aguantar el celular viejo” es el precio.

Hoy, el costo promedio que los consumidores están dispuestos a pagar por un smartphone es de $634.35 dólares, muy lejos del precio de los nuevos modelos de gama alta.

El iPhone 17, presentado en septiembre, parte desde $799 dólares y puede alcanzar hasta $1,199 dólares, dependiendo del modelo. En comparación, el primer iPhone que salió en 2007 tenía un precio base de $499 dólares. La tecnología ha avanzado, pero también el costo, y no siempre en proporción directa a las mejoras reales.

Lo mismo ocurre con el Galaxy S25 de Samsung, cuyo precio va de $799.99 a $1,299.99 dólares. Mientras las marcas siguen apostando por la innovación y el diseño, los consumidores parecen más interesados en la durabilidad, el soporte de actualizaciones y en evitar gastos innecesarios.

Para muchos usuarios, el momento adecuado para cambiar de teléfono llega cuando el dispositivo deja de recibir actualizaciones de seguridad, o cuando la batería ya no rinde como antes. Incluso en esos casos, hay quienes optan por reemplazar la batería antes de invertir en un equipo nuevo.

“La falta de parches de seguridad y actualizaciones del sistema operativo es una buena señal de que ya deberías considerar un nuevo celular”, señaló Courtney Lindwall, especialista en tecnología de Consumer Reports. Pero también destacó que existen maneras de extender la vida útil del dispositivo, sin caer en el gasto de un nuevo modelo.

Entre esas alternativas, comprar un teléfono reacondicionado se ha vuelto popular. Apple, por ejemplo, ofrece modelos usados con garantía oficial.

“Un teléfono reacondicionado, si viene de un programa certificado, puede ser prácticamente igual a uno nuevo”, afirmó Lindwall.

La decisión de mantener un celular viejo no es señal de atraso, sino de conciencia. La emoción de estrenar un nuevo modelo ha dado paso a una evaluación más lógica: si el teléfono actual funciona bien, ¿para qué cambiarlo?

En un momento en que los precios siguen al alza y las mejoras tecnológicas son más incrementales que revolucionarias, el consumidor está tomando el control de sus decisiones. Más que seguir la moda, hoy se trata de sacar el máximo provecho de lo que ya se tiene, una actitud que no solo cuida el bolsillo, sino también el medio ambiente.

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