El fuerte terremoto en California aumenta el riesgo del ‘Big One’
California sufrió el 4 de julio su terremoto más poderoso de este siglo, pero aún hay peligro de más movimientos telúricos
California sufrió el 4 de julio su terremoto más poderoso de este siglo, con magnitud 6,4 en la escala de Richter y epicentro en el desierto de Mojave, a 150 millas al noreste de Los Ángeles y cerca de la ciudad de Ridgecrest, donde se registraron heridos e incendios.
Desde entonces, se han sentido potentes réplicas en ese estado y en Nevada.
¿Significa esto que el gran terremoto que se espera cause destrucción en la Costa Oeste, y bautizado popularmente como Big One, está ahora más lejos, porque se acaba de producir este fuerte temblor y eso ha relajado las presiones sísmicas?
No, todo lo contrario.
En general, un terremoto aumenta el riesgo de que se produzcan otros, según explica la sismóloga Lucy Jones al diario Los Angeles Times.
“Tras un terremoto decente”, indica el diario, “se producen réplicas, muchas, muchas réplicas”, que es lo que está ocurriendo ahora cerca de Ridgecrest (de 29.000 habitantes).
Una parte de California, al oeste de la falla de San Andreas (de 800 millas de longitud), se mueve constantemente hacia el noroeste, hacia Alaska, mientras la otra parte se dirige hacia México.
“Las placas tectónicas no se han detenido de repente”, ha escrito Jones, “todavía están empujando a Los Ángeles hacia San Francisco a la misma velocidad que crecen nuestros dedos, una pulgada y media al año. Ese movimiento no puede ser detenido como tampoco podemos apagar el sol”.
“Si ve montañas en California, eso significa que algo está elevando esas montañas más rápidamente de lo que la erosión las desgasta”, añadió la sismóloga.
Y ese algo, es decir, el choque o roce entre placas tectónicas, es lo que produjo por ejemplo el terremoto de magnitud 7,8 que destruyó San Francisco en 1906.
¿Habrá otro seísmo catastrófico en breve? Los terremotos no se pueden predecir (aunque hay sistema de alerta que avisan segundos antes si el epicentro está lo suficientemente alejado como para que el mensaje llegue antes que el temblor).
Pero el seísmo del 4 de julio puede haber agravado la situación en otras fallas, aumentando la posibilidad de nuevos temblores.
Así, por ejemplo, antes del terremoto de 1906 se produjeron, a lo largo eso sí de 75 años, hasta 14 temblores de magnitud 6 o superior en la zona.
Y en Japón, después de que un terremoto de magnitud 7,3 sacudiera la costa oriental el 9 de marzo de 2011, hubo quienes se confiaron e ignoraron el protocolo cuando dos días después se produjo otro temblor, en este caso de magnitud 9. El tsunami posterior produjo daños catastróficos.
Así que recuerde: si es usted propietario de una vivienda (y si no lo es, pídaselo a su casero), asegúrese de que está preparada para resistir seísmos; guarde comida, agua y medicinas suficientes para dos semanas; tenga un plan listo en su centro de trabajo; y esté donde esté, calcule los riesgos que podría conllevar un temblor en ese lugar (objetos que se caen, lugares para refugiarse o escapar, etcétera).
Desde el terremoto de 1906, sólo se han contabilizado tres temblores de magnitud seis o superior en la bahía de San Francisco, incluido el de 1989 en Loma Prieta. En el siglo XIX, por contra, hubo 14 grandes temblores.
Hay un 33% de posibilidades de que un terremoto de magnitud 6,7 o superior sacuda California en los próximos 25 años. Y la zona más amenazada es precisamente la bahía.
“Esta falla es lo que llamamos una bomba de tiempo tectónica”, indicó David Schwartz, científico del Servicio Geológico.
Editado por Bruno G. Gallo
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