Las razones del por qué la gente no quiere regresar a trabajar en Estados Unidos, según Esther Duflo, Premio Nobel de Economía
Esther Duflo, profesora del MIT y experta en pobreza, afirma que la discusión política sobre los subsidios de desempleo y el estrecho mercado laboral está pasando por alto el panorama general de cómo la COVID-19 ha cambiado el mundo y los políticos están olvidando algunos problemas sociales a largo plazo como la importancia de las vacunas
En el camino hacia la recuperación económica, la desigualdad de género, el acceso inequitativo a las guarderías, el regreso al trabajo presencial y el acceso a las vacunas son algunas de las muchas preguntas urgentes que rodean el retorno al trabajo en Estados Unidos y la recuperación económica mundial.
Para Esther Duflo, economista franco-estadounidense y profesora del MIT que es la persona más joven en recibir un Premio Nobel de Economía, y sólo la segunda mujer en recibir el galardón, entender la vida de los más pobres y cómo diseñar medidas contra la pobreza ha sido su misión mucho antes de la llegada de pandemia.
Cuando se trata del debate sobre si las prestaciones estatales de desempleo son responsables de que los trabajadores decidan mantenerse fuera del mercado laboral, Duflo comentó en una entrevista para CNBC que los economistas como ella no se conforman con una opinión no basada en investigaciones reales.
Cerca de 25 gobernadores han eliminado los beneficios de desempleo antes de que concluyan a nivel federal con la esperanza de resolver los problemas de contratación de las empresas, pero Duflo está de acuerdo, al igual que muchos economistas, que no creen que esto sea ni la causa ni la solución para el ajustado mercado laboral del país.
Duflo afirma que eso no significa que un mayor estímulo financiero y el apoyo del gobierno no hayan influido en absoluto en la forma de planificar y actuar de la gente. Pero la economista y premio Nobel dejó claro que los comentarios sobre los estadounidenses que no quieren regresar a trabajar son erróneos. La gente puede, de hecho, necesitar más tiempo para elegir el trabajo adecuado y, en muchos casos, trasladarse para conseguirlo.
Ante las pocas semanas que han transcurrido desde que los estados suspendieron los beneficios por desempleo, los datos muestran que no ha aumentado la participación de la población activa, y en algunos casos, ha perjudicado a la economía al disminuir el gasto de los hogares.
La última cifra de solicitudes iniciales de subsidio de desempleo publicada el jueves aumentó, pero hay un número decreciente de solicitudes, el nivel más bajo de desempleo desde marzo de 2020.
Aún existen más de 10 millones de estadounidenses que no están inscritos en programas de ayuda relacionados con la pandemia, sin embargo, Duflo afirmó que los subsidios de desempleo otorgan flexibilidad a la gente “y no provocan que la gente sea perezosa”.
El costo de regresar a trabajar
A medida que la gente intenta volver al trabajo, los costos del cuidado de los niños pesan más sobre las mujeres que sobre los hombres. Muchas mujeres se ven obligadas a quedarse en casa, no porque no quieran volver a trabajar, sino porque sus trabajos no ofrecen opciones flexibles, no pagan lo suficiente para cubrir los costos de cuidado de los niños, o no tienen acceso a proveedores de cuidado de niños.
Estos problemas no son nuevos y la pandemia los ha vuelto a poner en primer plano ya que las mujeres han sido las más afectadas por la pérdida de empleo en Estados Unidos.
Mientras los políticos discuten sobre el programa de infraestructura Estados Unidos debería discutir la “infraestructura humana” como el cuidado de los niños ya que en otras regiones como en Europa, es considerado un esfuerzo de la sociedad mientras que en Estados Unidos la responsabilidad sólo recae en las madres, dijo Duflo.
La COVID-19 ha dado lugar a una reevaluación del equilibrio entre trabajo y familia, pero no ha resuelto los grandes problemas de las mujeres profesionistas. Según el Banco Mundial, antes de la pandemia se estimaba que se necesitarían 150 años para cerrar la brecha de desigualdad entre mujeres y hombres.
“La desigualdad mundial en el acceso a las vacunas es una vergüenza”, dijo Duflo. Dijo que los países más ricos, como los europeos y Estados Unidos, están almacenando vacunas cuando un pequeño porcentaje de personas en los países más pobres están vacunadas.
En mayo, el Fondo Monetario Internacional dijo que era necesario gastar $50,000 millones de dólares para vacunar al 40% de la población mundial para finales de 2021. Duflo afirmó que $50,000 millones de dólares es una cantidad pequeña que Estados Unidos podría pagar en comparación con los billones de dólares gastados en paquetes de estímulo federal.
“Es una gran noticia que Estados Unidos se haya comprometido a poner $500 millones de vacunas, pero hay siete mil millones de personas en el mundo”, dijo Duflo. “Tenemos que vacunar cuanto antes a 4,000 millones de ellos”.
Te podrá interesar: