Del paraíso al infierno o la “acapulquización” de Cancún y la Riviera Maya

La zona turística del estado de Quintana Roo corre el riesgo de convertirse en un nuevo Acapulco debido a la ola de violencia e inseguridad de los últimos meses

Del paraíso al infierno o la “acapulquización” de Cancún y la Riviera Maya

Guardia Nacional realiza labores de vigilancia en playas de Quintana Roo, México. Crédito: ELIZABETH RUIZ | AFP / Getty Images

MEXICO.- Cuando los delincuentes empezaron a cobrar cuotas de extorsión a los albañiles, el dirigente local de la Confederación de Trabajadores de la México (CTM) en Quintana Roo, Leopoldo Sosa, supo que el principal sitio turístico del país estaba en la misma desgracia conocida como la “acapulquización”.

La acapulquización es un símbolo. De como un destino de talla internacional se destruye por la inseguridad pública.

Acapulco, Guerrero, es hoy un balneario venido a menos concurrido más bien por turistas locales y otros arriesgados. Sigue lejos del glamour del siglo XX que atrajeron visitas de famosos visitaron Elizabeth Taylor, Elvis Presley o Ronald Reagan, donde John y Jackie Kennedy pasaron su luna de miel.

¡Hasta que llegaron las organizaciones criminales!

Comenzaron las balaceras, los fuegos cruzados, los decapitados por riñas de plaza para venta de droga el cobro de piso a taxistas, médicos, negocios, vendedores de cocos, de aguas frescas, a los mercados…

¿Acapulco o Cancún? Hoy da lo mismo, observó el analista político Agustín Barrios sobre la violencia  que ha ido en incremento en los últimos años en Cancún y la Riviera Maya, la joya del turismo mexicano.

“Se están llevando a la deriva miles de millones de dólares de inversión. Esto, aparte del costo en vidas humanas de gente buena que ha sido ultrajada por el desprecio de sus autoridades”.

El turismo en Quintana Roo, que capta un tercio de los visitantes extranjeros del país, representa el 1.4% del producto interno bruto (PIB) y es la tercera fuente de divisas.

El cobro de 2,000 pesos mensuales (unos 100 dólares) a los albañiles por dejarlos trabajar y no matarlos, es una de las últimas denuncias. A ellas se agregan otras por parte de restaurantes, joyerías, tiendas de artesanías, plazas, boutiques, galerías, casas de cambio, zapaterías y perfumerías…

La organización México Evalúa advirtió en un informe que ninguna actividad escapa a la extorsión: los concesionarios de zona federal marítimo o terrestre, los spas, los bares el señor del puesto de tacos.

Los cobros, advirtió, van de 200 pesos (unos 10 dólares) al día al He Man o al Hombre Araña (que hace show en las calles); a 1250, 2,500 o 5,000 dólares mensuales a hoteles. Muchos de los negocios prefieren ahorrar; los que operan por su cuenta optan por no laborar.

En la desesperación por no tener un sustento, los trabajadores que emigraron a Cancún con la esperanza de salpicarse de la bonanza, han caído en las redes  criminales que los recluta para las actividades ilícitas, sea como extorsionadores o como vendedores de droga, como sicarios y otras actividades.

El 23 de enero pasado, la policía de Playa del Carmen detuvo a una pareja por extorsionar a comerciantes. Ninguno era ciudadano local, según reportó el municipio. “Ana” era de Veracruz y  “Alejandro” de Campeche.

Llevaban en sus bolsillos 22,000 pesos (más de 1,000 dólares) como producto de los primeros cobros del día a diversos comercios.

Las víctimas

En el más reciente escándalo por los crímenes contra empresarios y turistas internacionales estuvo involucrado el ejecutivo argentino Federico Mazzoni, gerente del hotel Mamita’s Beach Club, ubicado en la calle 28 con Zona Federal Marítimo, en Playa del Carmen.

El cadáver se localizó en el baño del negocio el martes pasado después de que dos hombres le dispararon en la cabeza y huyeron en una motocicleta acuática. De acuerdo con las primeras declaraciones de gente cercana al gerente como el periodista Hugo Vargas, al primero le pidieron pagar un “derecho de piso”.

“Federico se fue preso de la violencia de lo que se vive en el sur de México. Las autoridades están tratando de apretar al narcotráfico en los espacios turísticos, entonces los delicuentes están viendo cómo conseguir dinero fácil”, explicó Vargas.

Otra amiga del argentino, quien declaró en anonimato, dijo que la situación del hotel iba de mal en peor. “Un día viene uno, le pagas, y a la semana viene otro diciendo que, si no le pagas, morirá gente, pero ya le habías dado al otro. Están en guerra entre ellos con los comerciantes de por medio”

Y no solo los comerciantes. A mediados de enero fueron asesinados los canadienses Robert James Dinh y Thomas Cherukara, de 34 años cada uno, en el hotel Xcaret, por presunto ajuste de cuentas entre grupos mafiosos, según las primeras hipótesis de las autoridades.

El 5 de noviembre pasado mientras los turistas tomaban el sol en Puerto Morelos, cerca de Cancún y Playa del Carmen, un grupo de 15 sicarios se acercó en lanchas rápidas y abrieron fuego en contra dos personas. Los bañistas salieron en estampida si saber exactamente qué pasaba.

Dos semanas antes, el 21 de octubre, dos turistas extranjeras, una alemana y una india, fueron asesinadas en Tulum y otras dos holandesas y una germana resultaron heridas por otro enfrentamiento entre vendedores de droga en el bar “La Malquerida”.

La decadencia por la inseguridad de “la joya del turismo en el país” complica el duro panorama económico. De acuerdo con cálculos de la Organización Mundial del Turismo la mejora en este sector será hasta 2023.

Este fue uno de los negocios más impactados por Covid-19 y todavía la llegada de turistas internacionales en el mundo trae un déficit del 72% frente al 2019.

Victimarios y autoridades

Las primeras organizaciones criminales que incursionaron en la zona fueron el Cartel del Golfo y el Cartel de Sinaloa, después llegaron Los Caballeros Templarios y, en los últimos años, el Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG).

Todas buscan un pedazo del pastel económico por venta de droga o cobro de piso; en la lucha por la plaza, deriva la inseguridad.

Las policías de los municipios que integran la zona han sido acusadas de tener nexos con la delincuencia y colaborar con las diversas organizaciones. Las autoridades estatales, por su parte, lamentan la falta de condiciones para combatir el mal. Entre otras, falta de presupuesto, intimidaciones y el silencio de las víctimas.

El gobierno federal anunció el pasado 1 de diciembre el arranque de operaciones de un “batallón” con 1,500 agentes de seguridad que se unirían a otros 10,000 estales y municipales para vigilar a los turistas.

No anunció si habrá más policías de investigación o ministeriales.

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