Nuevo informe denuncia la crueldad en el sistema de inmigración de Estados Unidos

Un informe del Proyecto de Defensa del Inmigrante y el Centro de Derechos Constitucionales denuncia la crueldad de la separación de familias y las terribles condiciones que sufren los inmigrantes en los centros de detención durante la pandemia de Covid

Inmigrantes en el Centro de Detención de Adelanto, California.

Inmigrantes en el Centro de Detención de Adelanto, California. Crédito: Aurelia Ventura | Impremedia/La Opinion

NUEVA YORK – Un informe dado a conocer hoy en Nueva York denuncia “la crueldad del sistema de inmigración” de Estados Unidos, el más grande del mundo, manifestada en el funcionamiento cotidiano de los centros de detención del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) a través del país, y aboga por reformas que pongan fin a este sistema de exclusión.

El informe “Cruel by Design: Voices of Resistance from Immigration Detention”, realizado por el Proyecto de Defensa del Inmigrante y el Centro de Derechos Constitucionales, afirma además que las prácticas de detención de inmigrantes durante la pandemia de Covid, que comenzó en marzo del 2020, no solo pusieron de relieve las condiciones “inaceptables” de esos centros de detención, sino que ayudaron a propagar el coronavirus en esos centros y fuera de ellos, incluso hasta otros países.

Destaca que entre esas condiciones “horribles” de detención antes y durante la pandemia están la separación de familias, el abuso sexual de niños, histerectomías innecesarias, uso de la fuerza y spray pimienta, insultos racistas, el uso arbitrario y punitivo del confinamiento en solitario, la detención prolongada, traslados sin avisar a abogados o familiares, y negligencia médica que derivó ocasionalmente en muertes.

También que se detiene a inmigrantesen celdas extremadamente frías y duermen en el piso con muy poca ropa para protegerse y que se les niega habitualmente los servicios de cuidado médico.

El informe, que se realizó basado en declaraciones de inmigrantes presentadas en procedimientos judiciales para impugnar su detención durante la crisis de salud por Covid y en entrevistas a exdetenidos, se centra en la “necesidad urgente” no sólo de liberar a los prisioneros sino el fin de “un sistema cruel”.

Asegura que desde el 2003 mas de 200 personas han muerto bajo custodia del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas.

Durante la pandemia de coronavirus, inmigrantes en varios centros se declararon en huelga de hambre para denunciar sus condiciones de encarcelamiento y exigir ser enviados a sus hogares con grilletes electrónicos para evitar el contagio.

Un sistema diseñado para renunciar

El informe recuerda que el hacinamiento, la falta de cuidado medico y las condiciones insalubres exacerbaron la pandemia de Covid en los centros de detención y comunidades aledañas, y que al deportar a individuos contagiados se exportó el coronavirus a países como India, Haití, Guatemala o El Salvador.

“Somos humanos, pero ICE no piensa eso”, dijo Edinson Calderón, uno de los entrevistados, quien estuvo detenido durante cuatro meses después de huir de la homofobia en Venezuela.

De acuerdo con Calderón, ICE provoca situaciones como las que vivió, “sólo para oírte decir: ‘Por favor, depórtame'”.

Así, el informe asegura que el sistema de inmigración está diseñado para desalentar la voluntad de lucha de la gente y que abandone su propósito de vivir en este país.

La lista de detenidos en estos centros incluye a inmigrantes que buscan asilo, supervivientes de torturas y otros que han vivido por décadas en el país sin estatus legal.

También a gente cuyos hijos o esposos son ciudadanos, residentes legales (poseedores de la tarjeta verde), inmigrantes con enfermedades mentales, ancianos e infantes.

El gobierno federal ha invertido un estimado de $333 mil millones de dólares en este sistema desde que el Departamento de Seguridad Nacional fue creado en 2003, tras los atentados terroristas que hubo en el país dos años antes.

El informe concluye que la crisis en los centros de detención de ICE no puede ser resuelta a través de reformas parciales como poner fin a las prisiones privadas, mejorar las condiciones o someter a más inmigrantes indocumentados a vigilancia electrónica.

“El centro de este problema es el constante endurecimiento de las políticas de inmigración, lo que apunta a la necesidad de soluciones audaces que reconozcan que el sistema de detención no se puede arreglar”, afirma.

“Las reformas parciales por sí solas no serán suficientes para remediar la crueldad de este sistema. Lo que se requiere en última instancia es una transformación de gran alcance, que apunte a poner fin a la detención como una herramienta del régimen de exclusión de los Estados Unidos”, concluye.

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