Policías de Tucson asesinan a un hombre por apuntarle con un arma a un perro policía
El can había logrado detenerlo pues sobre su persona pesaban cargos de robo a mano armada
Al ver comprometida la integridad del perro policía, sus compañeros optaron por ejecutar a quien lo amenazaba. Crédito: EMMANUEL DUNAND | AFP / Getty Images
Un extraño homicidio ligado a oficiales de la policía de Arizona tuvo lugar recientemente e involucró a un perro policía.
Todo sucedió cuando, los uniformados trataban de detener a Francisco Javier Galarza, un peligroso delincuente de 49 años quien fue visto entrando a una tienda de conveniencia en el Condado de Pima.
Sobre el sujeto pesaban varias órdenes de aprensión pues estaba acusado de haber realizado diversos robos a mano armada.
Así que, al percatarse de su presencia, los policías intentaron cerrarle el paso en la zona de estacionamiento, pero el malandro se echó a correr y para evitar que se escapara, el oficial Barry Peterson, un veterano de 15 años de experiencia en la corporación, le soltó a un perro entrenado para capturar a delincuentes.
De esta manera, el K9 llamado Kiro cumplió con su misión y sometió a Galarza, pero éste al verse acorralado sacó una pistola que portaba y le apuntó directo a la cabeza del animal.
En respuesta, los oficiales le pidieron bajar el arma de fuego y entregarse, pero el sujeto se negó e incluso amenazó con matar al perro.
Dicha situación propició que los elementos de la de Policía de Tucson le disparan en varias ocasiones hasta quitarle la vida, pues consideraron que no sólo estaba en riesgo la integridad de su compañero canino sino también la de ellos.
Toda la persecución para tratar de capturar al delincuente y hasta el deceso de éste quedaron registrados en la cámara corporal de un oficial, lo cual servirá de evidencia para probar que se actuó justificadamente.
Por el momento, diversas agencias policiacas están revisando las imágenes para determinar si el uso letal de la fuerza estaba justificado en el caso.
La carrera delictiva de Francisco Javier Galarza inició en los 90s al ser declarado culpable de posesión de drogas, lo cual quedó plasmado en los registros de la policía.
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