Médicos advierten que pequeñas partículas de plástico también llegan al cerebro a través de la comida
En el cerebro, las partículas de plástico podrían aumentar el riesgo de inflamación, trastornos neurológicos o incluso enfermedades neurodegenerativas
La contaminación plástica no solo llena de esos desechos los cuerpos de agua del planeta, sino que también puede poner en peligro nuestra vida al alcanzar los cerebros de humanos y demás animales en forma de diminutas partículas.
Un estudio que se llevó a cabo en un modelo animal con administración oral de Microplásticos y nanoplásticos (MNPs, por sus siglas en inglés), en este caso poliestireno, un plástico muy utilizado que también se encuentra en los envases de alimentos, determino que pequeñas partículas de estos materiales puede alcanzar el cerebro.
Dirigido por Lukas Kenner (Departamento de Patología de MedUni Vienna y Departamento de Patología de Animales de Laboratorio de Vetmeduni) y Oldamur Hollóczki (Departamento de Química Física de la Universidad de Debrecen, Hungría), el equipo de investigación pudo determinar que las diminutas partículas de poliestireno podían detectarse en el cerebro apenas dos horas después de su ingestión.
El mecanismo que permitía a estos plásticos traspasar la barrera hematoencefálica era desconocido hasta entonces para la ciencia médica. “Con la ayuda de modelos informáticos, descubrimos que una determinada estructura superficial (corona biomolecular) era crucial para que las partículas de plástico pudieran pasar al cerebro“, explicó Oldamur Hollóczki.
Los nanoplásticos se definen por tener un tamaño inferior a 0.001 milímetros, mientras que entre 0.001 y 5 milímetros, algunos microplásticos siguen siendo visibles a simple vista. Los MNP entran en la cadena alimentaria a través de diversas fuentes, incluidos los residuos de envases.
Pero no sólo intervienen los alimentos sólidos, sino también los líquidos: según un estudio, quien beba los 1.5-2 litros de agua diarios recomendados en botellas de plástico acabará ingiriendo en el proceso unas 90,000 partículas de plástico al año.
“Para minimizar el daño potencial de las micropartículas y nanopartículas de plástico para los seres humanos y el medio ambiente, es crucial limitar la exposición y restringir su uso mientras se siguen investigando los efectos de las nanopartículas de plástico”, explica Lukas Kenner
Posibles impactos en la salud
La barrera hematoencefálica es una importante barrera celular que impide que patógenos o toxinas lleguen al cerebro. El intestino tiene una pared protectora similar (barrera intestinal), que también puede ser traspasada por los PNM, como han demostrado diversos estudios.
Se está investigando intensamente sobre los efectos de las partículas de plástico en la salud. Los MNPs en el tracto gastrointestinal ya se han relacionado con reacciones inflamatorias e inmunitarias locales y con el desarrollo de cáncer.
“En el cerebro, las partículas de plástico podrían aumentar el riesgo de inflamación, trastornos neurológicos o incluso enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer o el Parkinson”, señala Kenner, quien insiste en la necesidad de seguir investigando en este campo.
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