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¿Té verde o té negro: cuál es mejor para la salud? Beneficios y diferencias

La distinción fundamental entre el té verde y el té negro no radica en la planta de origen, sino en el método de procesamiento de sus hojas

¿Té verde o té negro: cuál es mejor para la salud? Beneficios y diferencias

El té es la segunda bebida más consumida en el planeta después del agua. Crédito: India Picture | Shutterstock

Durante milenios, el té ha sido mucho más que una simple bebida en las culturas orientales: representa un ritual, una medicina natural y un elemento central de la vida cotidiana. Originaria de China, esta infusión derivada de la planta Camellia sinensis se ha expandido por todo el mundo, conquistando paladares y despertando el interés de la comunidad científica por sus potenciales beneficios para la salud.

Hoy, el té es la segunda bebida más consumida en el planeta después del agua, con miles de millones de tazas preparadas diariamente en hogares, oficinas y cafeterías de los cinco continentes.

En el centro del debate contemporáneo sobre hábitos saludables, dos variedades destacan por encima del resto: el té verde y el té negro. Aunque ambos provienen de la misma planta, sus procesos de elaboración radicalmente diferentes les confieren propiedades, sabores y efectos distintos en el organismo.

Mientras el té verde ha sido promocionado intensamente como un superalimento rico en antioxidantes, el té negro mantiene su posición como la variedad más consumida globalmente, especialmente en Occidente. La pregunta que muchos consumidores se plantean es inevitable: ¿cuál de los dos es realmente mejor para la salud?

El proceso marca la diferencia

La distinción fundamental entre el té verde y el té negro no radica en la planta de origen, sino en el método de procesamiento de sus hojas.

El té verde se produce mediante un proceso mínimo de oxidación: las hojas frescas se calientan rápidamente mediante vapor o en sartenes calientes, lo que detiene la acción de las enzimas y preserva su color verdoso original. Este tratamiento térmico inmediato conserva gran parte de los compuestos químicos naturales de la planta, particularmente los polifenoles y catequinas.

Por el contrario, el té negro atraviesa un proceso completo de oxidación que puede durar varias horas. Las hojas se marchitan, se enrollan y se exponen al aire, permitiendo que las enzimas transformen los polifenoles en compuestos más complejos como las teaflavinas y tearubiginas. Este proceso le otorga al té negro su característico color oscuro, su sabor más robusto y astringente, y modifica significativamente su composición química.

Entre estos dos extremos existe el té oolong, parcialmente oxidado, que combina características de ambas variedades.

El té verde: el poder de las catequinas

El té verde ha ganado reputación como bebida especialmente saludable debido a su elevado contenido de catequinas, un tipo de antioxidante polifenólico. La más estudiada y potente de estas catequinas es la epigalocatequina galato (EGCG), que representa aproximadamente el 50-80% del contenido total de catequinas en el té verde. Diversos estudios sugieren que estos compuestos pueden ayudar a reducir el estrés oxidativo en las células, un proceso vinculado al envejecimiento y al desarrollo de enfermedades crónicas.

La investigación científica ha encontrado asociaciones entre el consumo regular de té verde y diversos beneficios cardiovasculares. Algunos estudios observacionales sugieren que quienes consumen té verde regularmente pueden tener niveles ligeramente más bajos de colesterol LDL (el llamado “colesterol malo”) y presión arterial. Además, se ha investigado su posible papel en la mejora de la función endotelial, es decir, la salud del revestimiento interno de los vasos sanguíneos.

En el ámbito del control de peso, el té verde ha atraído considerable atención. Las catequinas, especialmente en combinación con la cafeína presente naturalmente en el té, podrían contribuir modestamente a aumentar el metabolismo y la oxidación de grasas. Sin embargo, los expertos advierten que estos efectos son generalmente pequeños y no sustituyen a una dieta equilibrada y ejercicio regular.

Propiedades del té negro: más allá de la oxidación

Aunque el té negro contiene menos catequinas que el té verde debido al proceso de oxidación, desarrolla sus propios compuestos bioactivos únicos. Las teaflavinas y tearubiginas que se forman durante la oxidación también poseen propiedades antioxidantes y han sido objeto de investigación científica. Algunos estudios sugieren que estos compuestos pueden ofrecer beneficios cardiovasculares comparables a los del té verde, aunque actúan mediante mecanismos ligeramente diferentes.

El té negro ha demostrado en investigaciones su capacidad para mejorar la salud intestinal. Los polifenoles del té negro actúan como prebióticos, estimulando el crecimiento de bacterias beneficiosas en el microbioma intestinal. Un estudio realizado en la Universidad de California encontró que los compuestos del té negro eran demasiado grandes para ser absorbidos en el intestino delgado, pero que en el intestino grueso promovían el crecimiento de bacterias asociadas con un metabolismo saludable.

Respecto a la salud cardiovascular, múltiples estudios epidemiológicos han asociado el consumo regular de té negro con una reducción en el riesgo de enfermedades cardíacas. Una revisión de estudios publicada en el European Journal of Preventive Cardiology encontró que beber tres tazas de té negro al día se asociaba con una reducción del riesgo de cardiopatía coronaria. Los flavonoides del té negro pueden contribuir a mejorar la función de los vasos sanguíneos y reducir la inflamación.

Cafeína y efectos estimulantes

Una diferencia práctica importante entre ambos tipos de té reside en su contenido de cafeína. Generalmente, una taza de té negro contiene entre 40 y 70 miligramos de cafeína, mientras que el té verde aporta entre 20 y 45 miligramos. Para poner esto en perspectiva, una taza de café puede contener entre 95 y 200 miligramos de cafeína.

Esta diferencia tiene implicaciones reales para quienes son sensibles a la cafeína o buscan limitar su consumo. El té verde puede ser una opción más adecuada para consumir por la tarde o noche, mientras que el té negro ofrece un impulso energético más pronunciado comparable al del café, aunque generalmente con menos efectos secundarios como nerviosismo o ansiedad. Ambos tés contienen también L-teanina, un aminoácido que puede promover la relajación y modular los efectos estimulantes de la cafeína, produciendo un estado de alerta calmada.

Salud cerebral y función cognitiva

Tanto el té verde como el negro han mostrado efectos prometedores sobre la salud cerebral en diversos estudios. La combinación de cafeína y L-teanina presente en ambos tipos de té puede mejorar la función cognitiva, la atención y el estado de alerta de manera más equilibrada que la cafeína sola. Algunos estudios sugieren que el consumo regular de té podría estar asociado con un menor riesgo de deterioro cognitivo relacionado con la edad.

El té verde, específicamente, ha sido objeto de investigación por su potencial neuroprotector. Los estudios en laboratorio han mostrado que la EGCG puede tener propiedades que protegen las neuronas del daño oxidativo y podrían influir en los procesos relacionados con enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y el Parkinson. Sin embargo, es importante señalar que estos hallazgos son preliminares y requieren más investigación en humanos antes de establecer conclusiones definitivas.

Prevención de enfermedades crónicas

Ambos tipos de té han sido estudiados por su posible papel en la prevención del cáncer, aunque los resultados de las investigaciones han sido mixtos y requieren interpretación cuidadosa. Estudios observacionales, particularmente en poblaciones asiáticas con alto consumo de té verde, han encontrado asociaciones entre el consumo de té y menores tasas de ciertos tipos de cáncer. Sin embargo, establecer una relación causal directa es complejo debido a múltiples factores del estilo de vida que pueden influir en estos resultados.

En cuanto a la diabetes tipo 2, algunas investigaciones sugieren que tanto el té verde como el negro podrían contribuir a mejorar la sensibilidad a la insulina y el control del azúcar en sangre. Un metaanálisis publicado encontró que el consumo de té se asociaba con una reducción modesta pero significativa en el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. Los polifenoles del té pueden influir en el metabolismo de la glucosa y mejorar la función de las células beta pancreáticas que producen insulina.

Consideraciones y efectos secundarios

A pesar de sus numerosos beneficios potenciales, el consumo de té no está exento de consideraciones importantes. Tanto el té verde como el negro contienen taninos, que pueden interferir con la absorción de hierro de fuentes vegetales. Personas con anemia ferropénica o en riesgo de deficiencia de hierro deberían evitar consumir té con las comidas principales o considerar añadir limón, cuya vitamina C puede contrarrestar este efecto.

El consumo excesivo de té verde, particularmente en forma de extractos concentrados o suplementos, ha sido asociado en casos raros con problemas hepáticos. Los expertos recomiendan obtener los beneficios del té a través de la bebida preparada tradicionalmente en lugar de suplementos de alta concentración. Por otro lado, el contenido de cafeína en ambos tés puede causar insomnio, nerviosismo o palpitaciones en personas sensibles si se consume en grandes cantidades.

¿Cuál es mejor?

La respuesta a la pregunta de qué té es mejor para la salud no es absoluta: depende de las necesidades individuales, preferencias personales y objetivos de salud específicos. El té verde tiene ventajas claras en términos de contenido de catequinas y puede ser especialmente beneficioso para quienes buscan antioxidantes potentes y menor contenido de cafeína. Su perfil fitoquímico más preservado lo convierte en una excelente opción para la salud metabólica y cardiovascular.

El té negro, por su parte, no debe ser subestimado. Sus propios compuestos bioactivos únicos, sus beneficios para la salud intestinal y cardiovascular, y su contenido moderado de cafeína lo hacen igualmente valioso. Para quienes buscan un impulso energético matutino más pronunciado o prefieren un sabor más robusto, el té negro puede ser la elección ideal.

La realidad es que ambos tés ofrecen beneficios sustanciales para la salud cuando se consumen como parte de un estilo de vida saludable. La mejor estrategia podría ser incorporar ambas variedades en la dieta, alternándolas según el momento del día, las preferencias de sabor y las necesidades energéticas. Lo más importante no es elegir entre uno u otro, sino sustituir bebidas azucaradas o menos saludables por cualquiera de estas dos opciones milenarias que la ciencia moderna continúa validando.

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