La fragmentada oposición que lucha contra AMLO

El movimiento-antiAMLO realiza un plantón en el zócalo de la Ciudad de México

Colectivo lleva su plantón al Zócalo.

Colectivo lleva su plantón al Zócalo. Crédito: EFE

MÉXICO – No representan a grupos en extrema pobreza. Son clase media a rajatabla, principalmente. Hombres y mujeres inconformes porque la inseguridad no cesa o porque perdieron el empleo; porque el gobierno no les ha cumplido o porque los cambios que prometió no se consolidan o les afectan.

Se hacen llamar Frenaaa ( Frente Nacional Anti-AMLO) y representan ahora el grito más estridente en contra del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador como movimiento ciudadano.

“¡Fuera AMLO!”, gritaron el pasado fin de semana en una segunda marcha que exige la renuncia del presidente que busca una transformación del país con base en una vuelta al modelo nacionalista y un mayor control del Estado en la vida pública.

Iniciaron las actividades de protesta en mayo pasado con caravanas de automóviles (para guardar distancia en medio de la pandemia) desde donde agitaban carteles comparativos de AMLO con  Hugo Chávez o Adolfo Hitler pero, con el paso de los días, cambiaron de estrategia con una convocatoria para montar campamentos en la Plaza de la Constitución, frente al Palacio Nacional donde despacha el mandatario.

Desde ahí gritó Gilberto Lozano: “Si tienes algo de dignidad y eso que llamas principios, presenta tu renuncia y vete ya”.

Gilberto Lozano ha sido uno de los líderes visibles del movimiento. Exdirectivo de la empresa FEMSA (la empresa encargada de la producción y distribución de Coca Cola en México) define a Frenaaa como un movimiento apartidista que busca “preparar un candidato unificado para las nuevas elecciones unificado que sea arropado por todos los partidos de oposición”.

El presidente lo ha tomado con sorna. Sobre todo después de que se informó que varias de las casas de campaña que se instalaron en el Zócalo de la CDMX estaban vacías o los protestantes sólo estaban unas horas y se iban a sitios más cómodos en contraste con manifestaciones donde la gente  improvisa higiene y alimentos durante meses.

“Los invito a que se queden más tiempo”, dijo el presidente con una risa burlona.

Posteriormente, en una conferencia matutina, lanzó otro reto: reunir al menos 100,000 manifestantes y bajar su popularidad en las encuestas. Sólo así, se retiraría del cargo y se iría a su rancho en Chiapas.

“¿Cómo se derrumban los gobiernos autoritarios? Con la gente, con las grandes movilizaciones, sale el pueblo a la calle cientos, miles, millones…”, dijo.

Frenaaa implementó el fin de semana un sistema de medición de los participantes a la marcha: contrató a un notario para que diera fe y marcó con tinta indeleble el dedo de cada uno de los 150,000, según sus cuentas.

En caso de que AMLO diera crédito a esta cifra faltaría todavía medir su popularidad en las encuestas que ronda el 53% de aceptación según GEA-ISA.

Para analistas políticos como Nicolás Loza, de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, una oposición de este tipo es la que más le conviene a AMLO. “No creo que haya una oposición más útil que esa, es una oposición escandalosa, irrelevante políticamente, sin ninguna incidencia en el plano electoral y con una demanda ridícula de renuncia”

Bernardo Barranco, politólogo del Colegio de México criticó que Frenaaa carezca de una agenda política “medianamente compleja” y que no “haya elaborado un proyecto de país” sino que se centre en el reemplazo del Ejecutivo presidencial como una herramienta de aniquilamiento.

“Estamos ante el estremecimiento de un sector de la clase media que no acepta el mandato de las urnas y no ha encontrado eco en los partidos”.

El caos de los partidos

Cuando el proyecto de partido del expresidente Felipe Calderón (2006-2012), México Libre, se encaminaba para su registro, una bomba noticiosa cayó sobre el político que gobernó a México a la sombra de la lucha frontal contra el narcotráfico: Estados Unidos detuvo a quien fuera su secretario de Seguridad Pública.

El polémico Genaro García Luna había sido acusado desde el tiempo que estuvo al frente de la seguridad del país por presuntos nexos con el cartel de Sinaloa y el presidente lo mantuvo en el cargo.

Calderón negó este año estar involucrado, retó a probarlo y siguió adelante con una imagen trasquilada ante la opinión pública que lo señaló como encubridor, entre otras acusaciones.

Luego vino la negativa del Instituto Nacional Electoral (INE) de otorgarle el registro. El principal argumento planteado por el consejero presidente del INE, Lorenzo Córdova, fue que no se pudo identificar el origen de 8.18% del financiamiento de la organización.

El ex presidente y su esposa, Margarita Zavala alegan que cuentan con todos los requisitos y que la negativa se debe a un asunto “político”. Por ello se fueron a los tribunales electorales donde se abrió un proceso en septiembre pasado mientras un viejo rival de la pareja política volvió al ruedo.

Ricardo Anaya, quien le arrebató a Margarita Zavala en las pasadas elecciones la candidatura del Partido Acción Nacional (PAN) fue una de las razones por la que Calderón se fue para organizar un nuevo organismo político y tras su derrota había estado en silencio.

Anaya reapareció en redes sociales después de dos años de silencio tras su derrota ante López Obrador en 2018 con el anuncio de su regreso a la vida política, la presentación de un libro y un  análisis sobre el actual presidente y su administración.

“El rasgo más preocupante de la manera en que López Obrador interpreta la historia de México está en su megalomanía, o sea, en su delirio de grandeza”, atacó.

Sin liderazgos claros hasta el momento, la reaparición de Ricardo Anaya fue bien recibida por el partido que él mismo dejó “maltrecho y moralmente derrotado” pero con el mote de buen perdedor al ser el primero que llamó a AMLO para felicitarlo personalmente por su triunfo en las elecciones presidenciales.

Ricardo Anaya tiene la oportunidad de congregar al voto opositor a López Obrador y, depende de su desempeño y su discurso, puede eventualmente convertirse en el candidato que pueda congregar el número de partidos y opositores, y entonces sí ser un candidato viable en 2024”, señaló el analista político José Antonio Crespo.

“El gobierno de AMLO comienza a desgastarse y aunque todavía no logra el rechazo que en su momento tuvieron el PAN y el PRI sí hay mucha inconformidad que necesita un canal político”.

¿Unidos venceremos?

La organización ciudadana independiente Futuro 21 ha puesto el ojo en ese camino. Su rostro más famoso, el ex candidato presidencial Gabriel Quadri anunció recientemente un proyecto para crear una alianza opositora entre los partidos a la cual llamarían “Tumor” (Todos Unidos contra Morena, el partido del presidente) para arrebatarle el control de la Cámara de Diputados en el 2021, cuando renueve 500 diputaciones.

El INE considera estas elecciones como una de las más importantes del país debido al padrón electoral de 93 millones de votantes.

“La única forma en que esto se puede lograr es grandes alianzas opositoras, las cuales incluyan formaciones desde izquierda o centro izquierda hasta formaciones de centro derecha en un gran frente amplio”, aseguró Quadri

En algunos estados y municipios se han logrado los primeros acercamientos. La semana pasada el dirigente nacional del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Jesús Zambrano y su homólogo estatal del PAN en Nuevo León, Mauro Guerra, tuvieron una charla sobre la conveniencia de ir juntos a las urnas.

En tanto, el PRI busca sus espacios para mantenerse y canalizar los disgustos y desgastes de Morena en el gobierno y, al mismo tiempo aprovechar el poder de este partido para hacer alianzas.

“El PRI es un partido antiguo, de más de 80 años y juega a ser bisagra, mantener a los pocos políticos que tiene en el gobierno con sus bases sociales que son fuertes y juega a ponerlas a disposición de Morena para mantenerse y sobrevivir”, advierte Rubén Cortés columnista político y ex director del diario La Razón.

“El PRI no tiene ideología, es pragmático y se adapta para sobrevivir; el PAN se la está jugando más a ser oposición, a pelearse, pero está débil”.

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