¿Dejó la actuación por la religión o por su matrimonio? Allisson Lozz rompe finalmente el silencio
La ahora fotógrafa y consultora de belleza aseguró que su exprofesión le dejó graves secuelas
No todos guardan bonitos recuerdos tras su vida dentro del espectáculo. Este es el caso de la actriz infantil y juvenil, Allisson Lozz.
Con más de 10 años retirada de cualquier producción, la joven de 28 años se dedica ahora a la consultoría de productos de belleza, cuestión que se encarga de promocionar ahora por medio de Instagram.
Sin embargo, abrir su cuenta personal le hizo recibir una serie de críticas y mensajes por parte de quienes seguían su carrera como intérprete, algo que la chihuahuense recrimina.
“Me encantaría que me dejaran de preguntar todo eso y más en mi cuenta de negocio que es esta. Sé que no pasará, pero me gustaría que entendieran la fea sensación que me da recordar mis tiempos de actriz. Ahora soy muy feliz y que de pronto me quiten mi paz así, no me gusta”, aseguró Lozz, quien se encuentra casada, tiene dos hijas y hace poco se unió a la religión de los Testigos de Jehová.
Es precisamente esa decisión personal por la que muchos piensan que dejó de ser actriz, asimismo su reciente matrimonio, algo que ella desmintió rotundamente.
“No lo dejé porque mi religión me obligó, menos porque mi esposo me obligó y tampoco por vender cremitas como unos dicen.
“Mi religión no obliga a nadie a hacer nada, cada uno toma sus decisiones personales actuando de acuerdo a sus principios. Mi esposito, a él lo conocí un años después de haberme mudado de la Ciudad de México. Y eso de vender cremitas solo tengo 5 meses en esta maravillosa empresa que es Mary Kay“.
Quien ahora funge como fotógrafa se dijo feliz de haberse alejado del medio y de haber priorizado su trabajo como consultora de belleza, pues la actuación le dejó graves secuelas.
“No trabajé durante mucho más de 10 años por pánico al trabajo. Lo bueno que mi esposito siempre ha sido supertrabajador y estudioso. Pero yo por ese miedo tan fuerte a lo que tenía en mente que era ‘trabajar’ dejé todo de lado“, reveló. “Cuando trabajas de niña todo el día y todos los días por casi 8 años, sola, mal y muchas veces maltratada te pueden pasar cosas así.
“Por ahora solo me siento feliz porque tengo un trabajo desde hace 5 meses que realmente me permite poner mis prioridades en regla: Dios, familia, trabajo. Soy mi propia jefa. Nadie me trata mal ni me levanta la voz. Tengo un negocio que, además de pagarme mucho más de lo que nunca gané en ya saben donde, me permite cuidar mi salud, me permite enfermarme a gusto, me permite estar mucho más con mi familia y sobre todo me permite dedicarle tiempo a mi espiritualidad y a mi Dios Jehová”.