Conoce la mansión ligada a oligarcas rusos donde Harry y Meghan Markle vivieron en Vancouver
La pareja conformada por Meghan Markle y el príncipe Harry pasó la Navidad del 2019 en una mansión con una oscura historia
La invasión de Rusia a Ucrania continúa salpicando a todos los que alguna vez tuvieron alguna relación con Vladimir Putin o con Moscú, tal y como sucede con Harry y Meghan Markle, quienes vivieron por dos meses en una casa presuntamente ligada a los oligarcas rusos.
De acuerdo al periódico británico Daily Mail, que fue el medio que dio a conocer la noticia, la expareja vivió, a finales del 2019, en una imponente mansión de Vancouver perteneciente al abogado Alastair Tulloch, quien en su amplia cartera de clientes tiene a varios magnates rusos.
“Los clientes de Tulloch incluyen docenas de oligarcas rusos y un exviceprimer ministro ruso que la semana pasada fue agregado a la lista de sanciones de Estados Unidos y del Reino Unido”, informó el citado diario.
Antes de pertenecer a Tulloch, la casa fue comprada, en 2010, por Bernadette Wolfswinkel, la exesposa del magnate inmobiliario Conley Wolfswinkel, quien dos años más tarde la terminó poniéndola en el mercado.
La casa, conocida como Mille Fleurs, tiene un valor aproximado de $14 millones de dólares y el alquiler mensual rondaría los $130,000 dólares, pero los papás de Archie Harrison y de Lilibet Diana no habrían pagado absolutamente nada durante su estancia.
La vivienda cuenta con una extensión de 11,416 pies cuadrados, con cinco recámaras, con ocho baños, con vestíbulo, con cocina, con comedor, con sala de estar, con sala principal, con sala de televisión, con sala de juegos, con bar, con sala de degustación de vinos, con oficina, entre otras habitaciones.
Al exterior goza de terrazas, de extensas áreas verdes, de casa de huéspedes de 2,349 pies cuadrados con tres dormitorios y dos baños, de dos playas, entre otras amenidades.
La privacidad y la seguridad son otros puntos a destacar, pues la residencia está rodeada de grandes árboles y no cuenta con vecinos a varias millas a la redonda, por lo que se convirtió en el escondite ideal de la pareja tras renunciar a la corona.
El que Harry y Meghan hayan habitado esa residencia no quiere decir que apoyen a la causa rusa, pues en días recientes externaron su empatía con Ucrania.
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