Volkswagen detiene temporalmente la producción del Golf
Una nueva crisis de semiconductores, agravada por las tensiones entre EE.UU. y China, obligó a Volkswagen a detener la producción de su modelo más emblemático
Logo del Volkswagen Golf eHybrid. Crédito: Volkswagen. Crédito: Cortesía
El panorama vuelve a complicarse para la industria automotriz alemana. Volkswagen anunció la suspensión temporal de la producción del Golf, su modelo más icónico, en la planta de Wolfsburg a partir del 29 de octubre.
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El motivo: una nueva interrupción en el suministro de semiconductores, componentes indispensables para el funcionamiento de los sistemas electrónicos de los vehículos modernos.
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El fabricante alemán informó internamente a sus empleados que la escasez de chips no solo afectará al Golf, sino también a otros modelos fabricados en la misma planta, entre ellos los Tiguan, Touran y Tayron. La medida, aunque temporal, llega en un momento delicado para el grupo y podría tener consecuencias más amplias en toda su cadena de producción.
El origen del problema: un conflicto internacional
La nueva crisis de chips tiene su raíz en una decisión política que trasciende las fronteras europeas. A finales de septiembre, el gobierno de los Países Bajos intervino la empresa Nexperia —proveedora de microchips clave para Volkswagen—, alegando razones de seguridad nacional.
La compañía, con anterior propiedad china, fue puesta bajo control estatal tras presiones del gobierno de Estados Unidos, que advirtió sobre posibles sanciones si continuaban las operaciones bajo influencia de Pekín.
Como respuesta, China prohibió la exportación de microchips fabricados por Nexperia, generando un efecto dominó en la industria automotriz europea. Sin estos componentes, los fabricantes enfrentan retrasos en la producción y serias dificultades para cumplir con los pedidos programados.
Volkswagen confirmó haber recibido la notificación oficial de su proveedor, quien no puede garantizar el suministro estable de semiconductores en los próximos meses.
El Golf, símbolo europeo en pausa
Detener la producción del Golf tiene un fuerte componente simbólico y económico. Este modelo, fabricado en Wolfsburg desde hace más de cuatro décadas, representa el corazón de la marca y uno de los pilares de la industria automotriz alemana. Cada interrupción en su producción impacta no solo a la compañía, sino también a miles de empleos directos e indirectos vinculados a su ensamblaje y distribución.

Fuentes internas del grupo alemán reconocen que la pausa podría prolongarse por varias semanas mientras se buscan proveedores alternativos.
No obstante, integrar chips de otros fabricantes no es tarea sencilla: requiere nuevos procesos de homologación, pruebas de compatibilidad y certificaciones de calidad antes de incorporarse a la línea de montaje. Esto significa que, aunque la compañía trabaja a contrarreloj, no hay una solución inmediata a la vista.
Medidas de contingencia y protección del empleo
Ante la magnitud del problema, Volkswagen evalúa extender las medidas de contención a otras plantas en Alemania, como las de Emden, Hannover y Zwickau, donde se producen modelos eléctricos e híbridos.
Para evitar despidos masivos, la empresa ha iniciado conversaciones con el gobierno alemán para activar el programa Kurzarbeit, una política de subsidio laboral que permite reducir las horas de trabajo mientras se mantiene el salario básico de los empleados.
Esta herramienta ya fue utilizada durante la pandemia de 2020, cuando la industria automotriz enfrentó la primera gran crisis de semiconductores. En aquel momento, permitió preservar miles de empleos y amortiguar el impacto económico de las interrupciones globales.
Ahora, Volkswagen confía en que la medida ayudará a mantener la estabilidad de su plantilla mientras se restablece la cadena de suministro.
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