Bombas de racimo: qué son y por qué su uso es Ucrania puede ser un crimen de guerra

Rusia ha utilizado bombas de racimo en Ucrania un tipo de arma que más de 100 países han prohibido debido a su peligrosidad

Ucrania y Rusia discuten un posible alto el fuego mientras intercambian ataques en múltiples frentes

Las bombas de racimo pueden esparcirse a distancias de hasta 200 metros Crédito: Chris McGrath | Getty Images

El uso de algunos tipos de armas durante la invasión a Ucrania ha llevado a diversas organizaciones internacionales a denunciar que Rusia podría estar cometiendo crímenes de guerra.

Una de las razones de esta postura es la utilización de bombas de racimo. Esta clase de explosivos a diferencia de las bombas tradicionales, está diseñada para dispersarse al momento de ser disparada. Su objetivo es generar el mayor daño posible al momento de impactar.

Estas armas pueden ser utilizadas a través de distintos mecanismos como lo son la caída libre al ser lanzadas por aviones bombarderos, También pueden ser lanzadas desde tierra, aire o mar a través de misiles los cuales una vez se encuentran sobre el objetivo liberan su carga.

En el caso actual, la mayor parte de ellas son lanzadas desde aviones de combate rusos tales como los cazabombarderos Sukhoi.

Las bombas de racimo se dividen según el tipo de submunición que utilizan pues algunas de ellas están diseñadas específicamente para penetrar blindaje, mientras que otras están pensadas para disparar metralla o generar incendios.

Actualmente más de 100 países han prohibido el uso de este tipo de arma ya que al emplearlas en muchas ocasiones estas pueden terminar impactando en zonas civiles ya que no cuentan con sistemas de guía tal y como sí sucede con otro tipo de misiles.

Funcionamiento

En términos generales el aspecto de las bombas de racimo es similar al que podría presentar un misil. Sin embargo, a diferencia de un proyectil convencional, estos cuentan con un gran número de pequeñas bombas en su interior.

Una vez que la bomba de racimo es lanzada desde el avión esta comienza un proceso de caída libre, en el que las aletas del misil hacen que este comience a girar sobre su eje. En este momento el cuerpo del proyectil se abre y las pequeñas bombas comienzan a desplegarse sobre el objetivo.

El radio de dispersión de las bombas suele ser de entre 100 y 200 metros y esto depende fundamentalmente de la altitud a la cual hayan comenzado a liberarse.

En algunos casos puede ocurrir que pese a que la carga de las bombas se despliegue de forma correcta estas no exploten al momento de impactar el suelo. Esto a su vez genera un nuevo tipo de amenaza ya que estos artefactos se convierten entonces en minas que en caso de ser activadas pueden generar una explosión, afectando a las personas o estructuras que se encuentran en sus cercanías.

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