Cáncer de mama: incluir pescados grasos puede evitar transmitirlo a tus hijos

El consumo frecuente de pescados grasos podría ayudar a reducir la aparición de varios tipos de cáncer, como el cáncer de mama, tanto en quien los consume como en la descendencia

Pescado-salmón

Los pescados grasos son la mayor fuente de omega-3 marinos. Crédito: Wow Phochiangrak | Pixabay

El consumo de pescado graso es especialmente importante para las mujeres embarazadas, las mujeres que esperan quedar embarazadas y las madres lactantes. No solo para favorecer el desarrollo óptimo del cerebro y sistema nervioso del bebé, sino porque también podría proteger a la descendencia del cáncer de mama.

Los pescados grasos, son ricos en ácidos grasos omega-3. Según investigadores de la Universidad de Marshall, una dieta materna rica en ácidos grasos omega-3 protege del desarrollo del cáncer de mama en la descendencia.

Entre los pescados especialmente ricos en omega-3 se encuentran el salmón, el arenque, las sardinas, la caballa y la lubina. Estos pescados también tienen bajo contenido de mercurio, por lo que según datos de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) son seguros de consumir porciones de 4 onzas dos o tres veces por semana.

En un estudio con ratones transgénicos propensos a desarrollar cáncer de mama el grupo de ratones expuestos a una dieta materna rica en aceite de canola (con ácidos grasos omega 3) mostró una mortalidad tardía, una mayor supervivencia, una reducción del crecimiento del tumor lateral y tamaño tumoral más pequeño que los alimentados con aceite de maíz.

Los investigadores de la Universidad de Marshal creen que estos resultados “tienen el potencial de promover el diseño de cambios simples en la dieta que permitirían reducir la aparición de varios tipos de cáncer, no solo para las personas que usan esa dieta sino también para su descendencia”.

La investigación se centró en los aspectos epigenéticos de transmisión transgeneracional para explicar el papel informado de los ácidos grasos omega-3.

Este estudio es uno de los trabajos realizados por científicos de la Universidad de Marshall y otros que analizan el vínculo entre los ácidos grasos omega-3 y la reducción de la incidencia de distintos tipos de cáncer.

Los ácidos grasos omega-3 DHA han sido previamente asociados con una reducción en la incidencia de cáncer. En otro estudio, investigadores de la Universidad de Lovaina (UCLouvain) en Bélgica descubrieron que el omega-3 DHA puede “envenenar” células cancerosas y retrasar el desarrollo de tumores. Encontraron que los tumorales no pueden almacenar el DHA y mueren.

La UCLouvain señala que el estudio crea nuevas posibilidades para combatir el cáncer y muestra el valor del DHA en la lucha contra la enfermedad. Los investigadores recomiendan consumir al menos 250 mg de DHA por día.

Según datos de los Institutos Nacionales de Salud, en 3 onzas salmón atlántico salvaje hay 1.22 gramos (1220 mg) de DHA; en 3 onzas de sardinas enlatadas en salsa de tomate escurridas hay 0.74 gramos (740 mg de DHA).

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