Así es la casa rural donde la reina Isabel se olvida de la corona y actúa como una mujer normal
Pese a que estamos acostumbrados a verla derrochando estilo, hay un lugar donde la reina Isabel se olvida de la corona y hasta la vajilla lava
La reina Isabel nos ha acostumbrado a verla siempre reluciente, vistiendo sus mejores galas y con varias personas a su servicio, sin embargo, eso solo sucede cuando se encuentra en el castillo de Windsor o formando parte de alguna de sus múltiples actividades sociales.
De acuerdo a una fuente, entrevistada por el diario británico Daily Mail, Isabel II suele olvidarse de su rol de jerarca
cuando se encuentra lejos del ojo público, tal y como sucede en sus acostumbradas escapadas a la Wood Farm, una casa rurla de descanso ubicada en la finca de Sandringham.
“Sandringham es el lugar donde puedes ver a Su Majestad en su faceta más íntima. No hay prácticamente protocolo, esperas, ni nada ceremonial. Sus manos pueden estar perfectamente en el fregadero, igual que las de cualquier ama de casa”, señaló uno de sus antiguos empleados.
La misma fuente compartió que ese alojamiento no solo es el favorito de la reina, sino que también lo era del fallecido príncipe Felipe, quien vivía enamorado de su cercanía al mar y de su iluminación, la cual se convertía en su musa inspiradora al momento de pintar.
“La reina y el príncipe Felipe adoraban la simplicidad que representa Wood Farm. Para el duque, esta zona tenía una luz perfecta para dedicarse a la pintura, y le encantaba la proximidad del mar, que está a solo unos kilómetros de distancia. A la reina le gusta la normalidad que define este lugar, la sensación de evasión y la facilidad con la que puede sacar de paseo a sus perros cuando quiera”, continuó el informante.
La Wood Fam, ubicada en Norfolk, Inglaterra, ha sido por más de un siglo el hogar temporal de diversos miembros de la realeza británica, así como de su médico de cabecera.
El inmueble, que se ubica en un lote de casi 25,000 acres, fue comprado por la reina Victoria, en 1862, como un obsequio para su segundo hijo, quien años más tarde se acabaría convirtiendo en el rey Jorge V.
La propiedad, a la que el príncipe Felipe se mudó tras su retiro, es habitada por la reina Isabel y su familia desde el año de 1967, siendo ahí donde suelen llevarse a cabo las celebraciones navideñas de la realeza.
Pese a su antigüedad, la propiedad se encuentra como en sus mejores tiempos, al ser remodelada con cierta frecuencia.
La vivienda, que nada tiene que ver con los lujos del Castillo de Windsor, cuenta con cinco dormitorios, con vestíbulo, con cocina, con comedor, con sala de estar, con sala principal, con casa de huéspedes, con extensas áreas verdes, entre otros espacios.
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