Comprar comestibles en Instacart podría ser 23% más caro: estudio
Un estudio encontró que Instacart muestra precios distintos para los mismos productos, con diferencias de hasta 23% entre usuarios
Instacart está en la mira, tras descubrirse que un mismo producto puede tener un precio distinto de un usuario a otro. Crédito: Shutterstock
Comprar alimentos a través de Instacart podría costar bastante más de lo que muchos hogares imaginan. Un nuevo análisis reveló que la misma canasta de productos puede aparecer con precios distintos según el usuario, lo que en algunos casos eleva el costo hasta un 23%. Este hallazgo puede ayudar a tomar mejores decisiones de compra entre los consumidores, valorando si solicitar sus comestibles por medio de la plataforma o tomar el tiempo de comprarlos directamente para evitar estos cargos.
La investigación, realizada durante varios meses por Consumer Reports y Groundwork Collaborative, analizó compras reales hechas por cientos de voluntarios. Todos adquirieron los mismos productos en supermercados como Safeway y Target. Sin embargo, cada participante vio precios diferentes.
Los autores del informe sostienen que esto se debe a pruebas de precios impulsadas por modelos algorítmicos que Instacart comenzó a implementar en 2022.
Los especialistas explican que esta variación resulta casi imperceptible para el comprador promedio, debido a que en las compras digitales no existe el mismo punto de comparación que sí existe en una tienda física, que imprime el precio del producto en el estante para todos los clientes.
“Te sientas frente a tu teléfono o tu navegador, te muestran el precio y no sabes lo que les mostraron a los demás”, ejemplificó Neil Saunders, director general y analista de GlobalData.
Justin Brookman, de Consumer Reports, también advirtió sobre la preocupación creciente entre los usuarios: “tradicionalmente, no teníamos que preocuparnos por este tipo de cosas. Íbamos al supermercado y pagábamos lo que estaba en el estante. Ahora, creo que la gente se va a preocupar: ¿Me están estafando?”.
El informe confirma que los 437 compradores analizados fueron expuestos a estas pruebas de precio. Las diferencias aparecieron también en Albertsons, Costco, Kroger y Sprouts Farmers Market. Algunas variaciones fueron mínimas. Otras, más notorias. En un Safeway de Seattle, por ejemplo, una caja de Wheat Thins mostró hasta un 23% de diferencia entre usuarios.
Según los investigadores, estas fluctuaciones podrían representar un gasto adicional de hasta $1,200 dólares al año para una familia de cuatro integrantes.
No todos los productos se vieron afectados. En la misma tienda de Seattle hubo artículos, como las galletas saladas Premium, el kétchup Heinz o la pasta Barilla farfalle, que siempre mostraron el mismo precio. Esto demuestra que las pruebas algorítmicas no se aplican de manera uniforme y que los supermercados siguen teniendo influencia en qué se ajusta y qué no.
Instacart reconoció que solo 10 de sus socios comerciales participan en estas pruebas. Afirmó que se trata de experimentos breves que buscan comprender mejor las preferencias de los consumidores.
“Estos experimentos limitados, de corta duración y aleatorizados ayudan a los socios minoristas a aprender qué es lo que más les importa a los consumidores y cómo mantener asequibles los artículos esenciales”, indicó la empresa. También negó utilizar datos personales o demográficos para definir los precios.
El reporte añadió un detalle inquietante. Algunos consumidores veían “precios originales” distintos, lo que generaba la apariencia de descuentos más grandes. Esa práctica, conocida como “fictitious pricing” (precios ficticios), ha sido objeto de demandas recientes en la industria digital.
Los expertos advierten que la inteligencia artificial está acelerando la capacidad de ajustar precios en tiempo real. Aunque este tipo de estrategias es común en sectores como aerolíneas u hoteles, en el mundo de los comestibles representa un cambio incómodo. Saunders afirma que el consumidor espera estabilidad: las etiquetas deben ser claras y no cambiar sin aviso.
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